Capítulo Diez

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"Busco en la noche en cada estrella tu reflejo" - Laura P.
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Alex.

Sentir los latidos de su corazón me hizo pensar en todo el sufrimiento que ha tenido que pasar y que esta pasando por mi culpa. Justo ahora en la oscuridad no sentía la necesidad de lastimarla, herirla, matarla, todo eso estaba apaciguado. Tenerla en mis brazos me hizo saber lo sensible y delicada que es, como su cuerpo reacciona al mío y es un poco frustrante no poder corresponderla.

Cerré los ojos al perderla luego de intentar sincerarme, deseaba con todo mi ser que ella dejara de sentirse atraída por mí. Cuando la veía a los ojos no era yo, en esos momentos soy un maldito monstruo y solo deseo verla llorar. Nunca en mi vida me había sentido tan abatido y abrumado por todos esos sentimientos negativos y vengativos que suceden solo al mirarla.

Sin embargo recordar el color de sus ojos es una majestuosidad, un azul tan claro como el cielo adornado con unas largas y espesas pestañas. No sé cómo un ser pudo hacerle tanta maldad y maldecir a un ángel. Apreté los puños para decidir en ir a la cocina, seguramente estaba ahí.

En ese preciso instante desee que la luz nunca volviese, ella no merecía lo que yo le hacía pasar.

Al llegar a la puerta escucho un grito desgarrador proveniente de la sala. Es Alicia, me detengo en seco. Ella no se asusta por cualquier cosa, tiene que ser algo grave. Escuché unas cosas caerse y me asome poco a poco para ver la linterna tirada en el suelo.

Mi corazón empezó a latir rápidamente, está en peligro.

¿Entró alguien a la casa?

Era imposible con toda esa vigilancia.

Observé alrededor de la sala y lo que alumbraba la luz de la linterna. No había nadie, la puerta de afuera estaba abierta, definitivamente una persona había entrado.

Caminé lentamente hacia la linterna y la apagué. No sabía qué hacer.

Me decidí en subir las escaleras pero primero entré a la cocina lentamente antes de verificar que no hubiese nadie. Tomé un cuchillo como arma y me armé de valor para ir a buscar a Alicia.

Subí las escaleras en completa oscuridad, la linterna solo sería un aviso al enemigo y necesitaba seguir en anonimato. Escuché un disparo y supe que venía de la habitación de Alicia, se escuchó muy cerca.

Caminé un poco apresurado y empezaba a sudar frío.

¿La habían matado? Me aterraba la idea de su muerte, me dolía.

Me detuve frente a su puerta y lo poco que veía eran escombros de una puerta rota, el ladrón había entrado. Apreté el cuchillo preparándome para herirlo, necesitaba ver si Alicia estaba bien.

Cuando iba a entrar me golpearon por la cabeza de espalda y perdí el conocimiento por completo, todo se volvió negro y caí en un profundo sueño.

**

Desperté con un terrible dolor de cabeza y no podía moverme, estaba amarrado de manos y pies. Abrí lentamente los ojos y todo seguía oscuro, el olor era húmedo y no había ventanas por donde se mezclara la luz. No sabía qué estaba pasando pero lo que sí estaba seguro era que esas personas no eran simples ladrones, han venido por algo más o por alguien.

- Alicia - susurré un poco fuerte, mi voz salió rasposa, tenía la boca seca. No sabía cuánto tiempo había pasado después que me desmayé. Quizás Alicia había muerto y yo encerrado sabrá dónde.

La Maldición de Alicia ©Where stories live. Discover now