Capítulo Treinta y Tres

1K 139 13
                                    


__________________________________________

Es más fácil llegar al sol que a tu corazón - maná

__________________________________________

Alicia.

Medite la manera de decirle lo que había visto, lo hice por días enteros, si había buscado su perfil y el de su novia, el animalito de la curiosidad me había picado para saber sobre ellos. En ese momento, me había enterado lo feliz que era antes de la tragedia que soy yo en sus vidas, pero además de eso, observé algunas fotografías nuevas anunciando que serían padres.

Al principio me sentí muy feliz por ella, tendría un bebé del hombre que ama, que cualquier mujer desearía y tenía su corazón. De eso pasé a tener envidia de cómo su amor perduraba a pesar de la distancia y el tiempo que había pasado ¿cómo podría saber ella si seguía con vida? Y después de esa golpiza sin justificación ¿Cómo no lo había perdido después de eso?

De la envidia pasé a la tristeza y el remordimiento por todo lo que Nicolás le había hecho a los dos, Alex debería estar a su lado disfrutando de esa buena noticia, como una familia.

Estos últimos días nos habíamos besado sin control alguno y estaba segura que eso lo atormentaba, lo hacía sentir culpable, la maldición sabía cómo jodernos la vida, así de sencillo. Varias veces tuve el deseo de decírselo, de darle la buena noticia, pero el miedo de perder el contacto con Mac me lo impedía. Era confiar en que no diría nada y no podía.

No hasta este momento, necesitaba su ayuda para escapar, pero también merecía saber sobre el bebé que tendría con su enamorada.

— Bien, habla de una vez — expresó con un tono bastante molesto, lo observé de reojo caminar de un lado a otro en su pequeña habitación impaciente mientras yo buscaba el perfil de su novia para que lo viera por sí mismo.

— Siéntate a mi lado — le hice señas con la mano para que se acercara, ya tenía la fotografía dónde su estómago estaba descubierto y bastante abultado para los meses que tenía. Se había pintado una mariposa informando que era una niña, casi 5 meses.

Significaba que había quedado embarazada semanas antes de que lo secuestraran, resultaba frustrante para una pareja que estaba dando los pasos para unirse en matrimonio y además tendrían un bebé, pero en la fotografía se veía esperanzada aunque no se ignoraban las ojeras bajo sus ojos, quizás por tantas noches desveladas llorando por Alex.

Después de unos cuantos minutos se acercó a mí, dejando un espacio considerado entre los dos. Entonces le tendí la laptop sin decir nada más, mi corazón se volvió pequeñito como una hormiga al ver su reacción ¿qué si dolía? Quemaba, desgarraba.

Se quedó paralizado, no sabía lo que pasaba por su mente en ese momento pero después de unos segundos las lágrimas empezaron a caer una tras otro. No había ningún movimiento, mucho menos hablaba. Esa imagen me rompió en pedazos, de alguna manera era culpable.

No evité llorar a su lado, por él, por ella y por nuestras vidas. Por lo egoísta que había sido para ocultarle esa información cuando merecía saberlo desde ese momento, él merecía estar a su lado en esa foto, en todo a lo que su vida respecta.

— ¿Desde cuándo lo sabes? — su voz me sobresaltó, el silencio se había hecho parte de nosotros y no esperaba que hablara en un rato. No me miraba pero sé que esperaba una respuesta sincera y yo no tenía ganas de mentir.

— Dos semanas — volteó a verme y tenía los ojos rojos e hinchados, la rabia e impotencia nublaba su iris como una tormenta. Por un momento creí que me golpearía, que gritaría y se volvería loco, espere cualquier cosa. Él se levantó dejando la laptop a un lado como un preciado artefacto.

La Maldición de Alicia ©Where stories live. Discover now