Capítulo Deicisiete

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"La ausencia puede hacer que te des cuenta
de su importancia en tu vida,
como también cambiarla a mejor"
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Alex.

La luz de la luna se filtraba por los espacios que dejaban las hojas de los árboles, no comprendía dónde estaba, cómo había llegado aquí. El ambiente olía a tierra mojada, estoy en lo que parece ser un bosque.

Di unos pasos hacia adelante y mis sentidos estaban alerta a cualquier cosa. Sólo podía escuchar los grillos y el roce de las hojas entre sí. El frío congelaba mi cuerpo entero y me estaba aterrando un poco la situación.

Entonces la escuché.

— Ven, Alex. Ayúdame — esa era su voz, mi corazón se detuvo y no pude respirar. Volteé a todas direcciones buscándola, no veía más que sombras, oscuridad.

Milian ¿dónde estás amor? — empecé a temblar inseguro de todo. Esperando alguna respuesta pero el silencio volvió a arroparme. Algo malo le estaba pasando pero no podía verla. Tenía que encontrarla — ¡Milian!

Después del minuto un grito desgarrador me detuvo de buscar, me dejó petrificado en el sitio. Esa era ella, lo sentía, mi corazón ardía de dolor y las lágrimas no tardaron en salir.

Sentí unos movimientos frente a mí, la vi detenerse a centímetros de distancia. La sangre cubría sus manos delicadas en contraste con su piel pálida como la nieve. La luna me dio una perfecta visión de su presencia y todo su alrededor.

Alicia.

Una de sus manos arrastraba algo tras de sí, yo no podía moverme, no quería comprobar lo que mi mente estaba imaginando. No podía creerlo, no podía dejar de temblar.

Alex, esto es lo que pasa cuando no haces lo que mi papi dice — sus labios formaron una sonrisa malévola, nunca la había visto con esa mirada tan vacía y temible. Era el propio demonio.

— ¿Qué hiciste? ¿Dónde está Milian? — mi voz salió en súplica, mi garganta ardía y no había parado de llorar.

Ella amplió su sonrisa mostrándome sus dientes que se veían más blancos de lo natural. Se movió hacia un lado y la vi, Milian tirada en el suelo completamente inerte y manchada en sangre. Corrí a su encuentro ignorando mi alrededor, busqué su pulso pero ya no había nada que hacer, estaba muerta.

Después de observarla unos segundos más, llorar en silencio su partida. Cerré mis ojos porque me desgarraba ver su rostro angelical lleno de sangre. La había acuchillado en el estómago tantas veces que parecía inhumano, caníbal. Miré mis manos destilando la sangre de mi enamorada y las apreté con tanta fuerza que creí me cortaría.

Me levanté con la rabia acumulada en mi sistema, miré detenidamente a Alicia frente a mí con el deseo intenso de asesinarla de la misma manera que lo había hecho con Milian. Me acerqué rápido para tomarla por el cuello.

— ¿Por qué lo hiciste? — ella no dejaba de sonreír aunque la estaba apretando con tanta fuerza que podía ver como su rostro se tornaba rojo — ¡Dime!

— Porque nunca me amarás como la amas a ella — cerré los ojos mientras sus palabras me golpeaban con fuerza como si fuese posible sentir más dolor — Matame antes de que lo haga, hazlo y librate de mí.

La Maldición de Alicia ©Where stories live. Discover now