Capítulo Cuarenta

1K 130 47
                                    

____________________________________
You lost the love I loved the most - Jar Of Hearts
____________________________________

Alicia.
01 de Julio 2010.

El tiempo transcurria lento y no había tenido oportunidad de tomar el teléfono celular de Mac. Estaba desesperada y sentía que en cualquier día, en cualquier noche me tomaría para llevarme hacia aquél lugar. Si eso llegaba  a ocurrir, no iba a poder defenderme, yo era  una hoja fácil de romper a comparación con la fuerza bruta de ese hombre.

¿Cómo es que uno llegaba a ser tan ingenuo? Me sentía estúpida y las interrogantes no dejaban mi mente en paz. No había duda alguna de que me había engañado, de que a su lado estaba en peligro, pero ¿Por qué lo hacía?¿Qué ganaba?

Pensé en su banda y lo que Nicolás había hecho para salvarme, las personas que habían muerto. Pero no tenía mucho lógica si nosotros íbamos a escapar de ahí ese mismo día. Además, no había visto nada que lo relacionara con Dragón.

Necesitaba tanto averiguar sus motivos, pero la prioridad era pedir ayuda.

Me encontraba sentada afuera de la cabaña tomando aire fresco, como excusa para evitar a Mac. Estos días han sido una maldita tortura, estaba asfixiada y cuando lo tenía cerca sentía que iba a perder el control, la rabia me consumía y deseaba golpearlo hasta que perdiera la razón.

Lo odiaba, sufría por todas sus mentiras y por tener que soportar sus caricias, sus besos sin resistencia. No podía sospechar o estaba pérdida.

El cielo gris se mezclaba con mis emociones y no había manera de que ningún rayito de luz lo traspasara. Las nubes espesas como algodón cargadas de agua, se movían lentamente creando formas abstractas y oscuras. Era pleno día pero aquí parecía que nos habían negado el sol, imaginé por el mes, las estaciones y sus cambios climáticos.

Yo también estaba cambiando con ellos, para bien o para mal, lo estaba haciendo.

Cerré los ojos un instante para imaginarme en otro lugar, con otra persona, a salvo. A mis 20 años, siento que he pasado por tanto, más de lo que podía pasar la mayoría en toda su vida. El aire acariciaba mi rostro delicadamente pidiéndome paciencia, aguante, en forma de consolación.

¿Iba a poder escapar viva de él? ¿Podría la vida apiadarse un poco? Mi subconsciente era bastante negativo y desmotivador, pero eso no me tumbaria, yo buscaría la manera. Aunque tenga que pelear con uñas y dientes mi libertad, la conseguiría.

Ya las lágrimas se habian secado, y sentí miedo de volverme roca, insensible y fría ¿Cómo llegaría amar alguien así? A este punto, ya las posibilidades eran casi nulas pero la esperanza se aferraba a ese deseo. Soñaba con poder vivirlo, entregarme sin limitaciones y que la otra persona me ame de la misma manera, intenso, apasionado y profundo.

Tomé varias piedras del suelo y me levanté decidida a dar una vuelta por el gran patio, lanzar una piedra por cada mal pensamiento, por ideas, oportunidades y desventajas. Mi mente no dejaba de pensar en una estrategia. Ya me había aprendido el número celular de Alex, por si en algún rápido momento podía tener acceso al teléfono, no perder tiempo.

— Te vas a congelar, preciosa.

Escuché su voz a una distancia considerable e inevitablemente mi cuerpo se erizó en alerta, como un gato asustado. Me encontraba de espaldas y no podía verlo pero ya su presencia me afectaba, me irritaba.

No sabía cuánto tiempo iba a poder aguantar.

— Ya voy — me voltee sonriente. Tome todo el aire que pude con mis pulmones y empecé a caminar en su dirección.

La Maldición de Alicia ©Where stories live. Discover now