Capítulo 23

102K 13.3K 1.9K
                                    




Quería hacerlo de mil palabras más pero me han entretenío más de la cuenta (mirad a que horas lo subo... si es que no puede tener una vida social hahahaha) a ver si mañana subo esas mil que quería añadirle...

¡Besos hermosas florecillas!


¡Besos hermosas florecillas!

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No... era imposible que lo fuera, probablemente estaba delirando y hasta tenía visiones con lo que mis ojos veían.

—Se rompió el zapato y... —comenzó a decir dubitativamente, como si tuviera cierto nerviosismo en su voz y deduje que era vergüenza lo que había en su rostro.

—¿Esto es tu ropa interior? —pregunté ahora convencido de que aquello que estaba viendo liado en su zapato no era ni más ni menos que sus braguitas.

¡Dios!, ¿Eso que ha hecho clack ha sido mi corazón o la cremallera de mi pantalón?

—No... que va —insistió—. Solo es un trapo... de encaje —comenzó a decir evitando mi mirada y aquel gesto solo hizo que el ambiente del coche fuese aún más caluroso de lo que de por sí estaba.

—¿Seguro? —exclamé provocando que me mirase y estudiando su rostro... me volvía loco, de una manera sobrehumana. Definitivamente todas mis buenas intenciones podrían irse al mismísimo infierno en ese momento, necesitaba descubrir si de verdad esa mujer no llevaba ropa interior, porque como fuera tal y como me imaginaba no sé como demonios iba a resistirme a aquello.

—Segurííííí.... ¡Ay dios! —gritó en el momento que rocé su nalga y me cegué por la pasión que me embriagaba...¡Al cuerno con todo... la necesito en mi vida!

«Solo siento esto por ella» repitió mi conciencia.

—Mentirosa —gemí acercándome a su oído rozando su piel, sintiendo la suavidad de la misma y el calor que emanaba su cuerpo que solo conseguía que el mío ardiera. Noté su respiración agitada, supe a ciencia cierta que no era inmune a mi presencia, que probablemente ella también lo deseara, lo quisiera, aunque solo podría saberlo si lo intentaba, quien no arriesga... no gana—. Llevo queriendo hacer esto toda la noche —susurré acercándome su boca y mordiendo suavemente el labio inferior. Su carne era tan jugosa, suave y deleitosa que no pude evitar jadear de puro deseo... noté la esencia de su sabor y me perdí entre las sensaciones que me enloquecían de aquella mujer devorando sin piedad aquella fuente de mi néctar.

¡Joder!, ¿Cómo iba a renunciar a aquello si estaba completamente perdido?

«No... sería incapaz de hacerlo» decía una vocecilla en mi cabeza.

Perdí mis manos entre las curvas de su cuerpo, deleitándome con su carne, apreciando cada hueco... verdaderamente quería explorar cada rincón de su piel. Cuando sentí que ella entrelazaba su manos sobre mis hombros mientras me acariciaba comprendí que parecía gustarle aquello, más aún cuando noté como esas mismas manos bajaban la camisa que llevaba puesta desabotonando cada botón minuciosamente y después contonear con sus manos mi pecho mientras lo dibujaba lentamente. Deseaba tenerla a mi merced, así que la alcé para colocarla a horcajadas sobre mis piernas y deleitarme no solo con la vista, sino también tener pleno acceso a su suculento cuerpo, necesitaba imperiosamente degustarla de una maldita vez o me desquiciaría.

El Príncipe Perfecto Where stories live. Discover now