VII

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POV  Natalia

Las semanas habían pasado más rápido de lo que yo esperaba. Aquel beso inició un sentimiento en las dos, un sentimiento que no podíamos ocultar, pero lo intentábamos. Lo intentábamos ocultar no porque esos sentimientos fueran pasajeros sino por la complejidad de la situación.

Los días iban pasando y aunque ninguna mencionaba aquel beso las dos lo teníamos constantemente presente. Aquel recuerdo rondaba por mi cabeza con frecuencia recordando lo mucho que me encantaba ella.

Mañana Alba tenía el trasplante de médula que tanto había estado esperando y la podía ver más nerviosa de lo normal. Aún que había tenido tiempo y había intentado asumir la idea no podía evitar estar hecha un manojo de nervios horas antes del trasplante.

Ahora me movía con más facilidad en la silla de ruedas, el tiempo que quedaba para que me quitaran las escayola se me hacía eterno. En dos semanas tenía revisión para ver cuanto había mejorado y para ver cuando empezaba la rehabilitación.

Estaba tumbada en mi cama mirando hacia el techo mientras por mi mente vagaban algunas absurdas ideas. No podía dormir pues mañana era el trasplante y aún que no era yo la que lo esperaba era Alba. Alba me comentaba como funcionaba todo, me explicaba los riesgos y lo importante que era que su cuerpo lo aceptara.

Giré mi cabeza sin poder conciliar el sueño y observé a Alba. Ella estaba de espaldas a mí, parecía dormida y no pude evitar sonreír tiernamente cuando estiró sus brazos desperezándose. Giró sobre si misma y abrió los ojos vagamente, aparté la mirada de ella enseguida y ella soltó una risa nasal pues me habría visto. Volví a girar la cabeza para mirarla y ella me sonrió de lado.

-¿No puedes dormir? -Me preguntó y yo negué con la cabeza.- Yo tampoco. 

-Deberías intentar descansar un poco... -Le dije y ella asintió.-

-¿Puedo ir a dormir contigo? -Preguntó y el corazón me dio un vuelco de alegría.-

-Claro que sí boba... -Le dije y ella sonrió.-

Se destapó de un solo movimiento y caminó hacia mi cama. Aparté las sábanas y me hice a un lado para entrar las dos cómodamente. Se acostó a mi lado y enseguida se abrazó a mí haciéndome sonreír tontamente. Nos tapé y ella escondió su cabeza en el hueco de mi cuello. No se cuantos minutos pasaron hasta que volvió a hablar. 

-No puedo dormir Nat. -Me dijo.-

-Lo sé. -La rodeé con uno de mis brazos y la pegué más a mí.-

-Tengo miedo. -Confesó.-

-Todo va a ir bien, te lo prometo. -Dije buscando sus ojos en la oscuridad.-

-¿Segura? -Preguntó.- 

-Sí.

Los encontré. Encontré sus ojos miel en la oscura habitación. La tenue luz del pasillo me dejaba ver con poca claridad sus ojos. Sonreí ampliamente y escuché como una sonrisa también se dibujaba en su rostro. Acariciaba su cabeza con cariño y jugaba con los mechones de su cabello, ella trazaba líneas sin aparente sentido con su dedo en mi abdomen. Bajé mi mano con timidez hasta su mejilla y la acaricié con cariño.

Nos quedamos así durante un tiempo hasta que reuní el valor suficiente. Agarré su mandíbula con delicadeza y la giré un poco para que me mirara. Bajé mi cabeza hasta quedar a su altura, analicé su rostro buscando algún tipo de incomodidad en su rostro pero no encontré nada, más bien estaba cómoda. Me acerqué y uní nuestros labios en un beso. Un beso que comenzó lento y con el paso del tiempo se volvió más intenso.

Las manos de Alba se posaban una en mi abdomen y la otra descansaba apoyada en el colchón. Con la mano que no tenía apoyada en su mejilla la agarré de la cintura y la atraje hacia mí. Intensifiqué el beso y mordí su labio inferior provocando que un gemido se escapara de su boca.

Ella se incorporó un poco sin separarse del beso y se colocó en mi regazo, apoyé la espalda en el cabezal de la cama. Cuando nos separamos del beso me tomé mi tiempo para contemplar a Alba, la cual tenía el pelo alborotado y los ojos me miraban con pasión. Estiré mi brazo y agarré su camisa del pijama, estiré de esta para volver a acercarla a mí y sellar nuestros labios de nuevo.  Pasé mis manos por su cintura y las dejé apoyadas en sus caderas. Dejé de besar sus labios para bajar por su cuello dejando besos húmedos. 

-Alba... -Susurré.- Tienes que dormir. -Me separé para mirarla.-

-Joder Natalia. -Me dijo y mordió so labio frustrada.- ¿De verdad me vas a dejar así?

-Sí. -Dije y reí con malicia.- No eres la única que sale perdiendo... Pero necesitas descansar. 

-Está bien, pero me la debes. -Dijo y besó mis labios con rapidez casi con vergüenza.-

-Que sí... -Rodé los ojos divertida.-

Me acerqué a sus labios y los besé con cariño. Nos volvimos a acostar, me pegué a ella y la abracé. Acariciaba su pelo y aún que el sueño se apoderaba cada vez más de mí me mantuve despierta. En cuanto noté como la respiración de Alba se relajaba, avisándome entonces de que se había dormido, me fui a dormir.

...

El ruido de los médicos entrando a la habitación me despertó. Era la hora.

Alba que llevaba más tiempo despierta se aferró a mi cuerpo en un abrazo. Sonreí de lado y nos incorporamos en la cama. Habían traído una camilla para llevar a Alba hasta la habitación donde realizarían el trasplante. 

Alba siguió las indicaciones del enfermero y se tumbó en la camilla, enseguida conectaron dos vías a su brazo y ella suspiró nerviosa. Me levanté de la cama enseguida y me puse unas zapatillas. Los enfermeros indicaron que ahora vendrían a por ella y se la llevarían. 

-Nat. -Me llamó.-

-Dime. -Me acerqué a ella en las silla de ruedas y agarré su mano.-

-¿Puedes venir a verme?

-¿Como me preguntas eso? -La miré.- Claro que sí Alba. 

-Gracias. -Dijo.-

-No estés nerviosa, te vas a curar. -Sonreí ampliamente.- Solo tendrás que estar una semanita en observación y después volverás aquí. 

-Ya... -Suspiró.- 

-Todo va a ir bien. -Dije y besé su mano.- No me voy a ningún lado... 

-Ya te veo. -Dijo señalando mi escayola y reímos.-

El enfermero volvió y supe que era la hora. Me despedí de Alba con una sonrisa sincera, me asomé al pasillo y vi como el enfermero desaparecía con ella entre la poca gente que había. Suspiré con pesadez y volví a entrar pues era la hora de desayunar.

A Alba la tendrían en una habitación aislada de todo pues no podía enfermarse con las defensas bajas podría llegar a morir. A través de un cristal podías hablar con ella. Las horas pasaron lentamente y echaba de menos su presencia.

Estaba dando vueltas por las salas comunes cuando vi a Manu y me acerqué a preguntar.

-¿Sabes algo de Alba? -Pregunté.-

-Hola buenos días Natalia. -Dijo el.-

-Perdón, perdón. -Dije.- ¿Pero sabes algo?

-Sí. -Anunció.- Todo está yendo bien, el proceso es delicado pero está siendo muy fuerte.

-¿Está bien, no?

-Sí Natalia, no te preocupes por ella. -Dijo.- Está en buenas manos. 

-Lo sé. -Dije.-

-Mañana podrás ir a visitarla.

-Muchas gracias. 

Nos despedimos y me dirigí de nuevo a la habitación, no tenía nada que hacer así que abrí mi portátil e intenté ponerme al día con los trabajos del conservatorio.

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HE VUELTO.

Holi. ¿Qué tal todxs?

Estoy llenísima de exámenes pero voy a intentar actualizar diariamente o cada dos o tres días para que no perdáis el hilo.

Os quiero mucho y siento haber tardado tanto. 💔

❤❤❤

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now