XXIII

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POV Natalia

(parte 2, Sempiterno)

Cerré los ojos con fuerza cuando escuché la irritante alarma, estiré el brazo con intención de alcanzar el teléfono móvil y cesar el estridente sonido. Deslicé mi dedo por la pantalla apagando la alarma y después desbloqueé el dispositivo, leí un poco por arriba las notificaciones y me levanté a prepararme el desayuno.

Café con leche y unas galletas, desayuné con calma. Cuando terminé lavé todo lo que había utilizado y organicé un poco la casa que estaba hecha un desastre. Después me di una ducha y me vestí, tenía una cita con el productor de una discográfica. 

Fui en coche hasta la discográfica, que se encontraba a las afueras de la ciudad. Tenía puesta la radio y tatareaba las canciones que me sabía, la canción que sonaba acabó e hicieron una pausa publicitaria así que bajé el volumen, pues no me interesaba. Me di cuenta que la pausa terminó cuando continuaron poniendo canciones, subí el volumen de inmediato y cuando me di cuenta que canción era apagué la radio de inmediato. Apreté el volante con fuerza y los ojos se me aguaron nublándome la vista, limpié mis ojos enseguida. Suspiré intentando no romper a llorar, paré el coche debido a un semáforo en rojo. 

Llevé mi mano al cuello buscando el colgante plateado y cuando encontré su inicial la apreté con fuerza. Volví a encender la radio, "tengo una voz y una piel, que quieren que tú las descifres", Te Guardo de Silvana Estrada sonaba en la emisora. Esa canción me recordaba tanto a ella, a Alba. Me recordaba lo mucho que quería estar con ella ahora mismo. Canté la canción en voz baja y quebrada por el nudo que se me hacía en la garganta conteniendo las ganas de llorar.

La reunión con el productor fue excelentemente, le di un pendrive con unas covers y unas canciones propias para ver que le parecía, si todo iba bien firmaría contrato con ellos o con alguna de sus cadenas. Entre una cosa y otra se nos hizo la hora de comer así que el se ofreció a invitarme a comer, no me negué. Caminamos hasta un bonito restaurante que quedaba por la zona, pedimos la comida y charlamos.

-Y, dime Natalia... ¿En que te inspiras para componer? -Preguntó.

-Bueno, varía mucho la verdad... -Pensé.- La gente que quiero, los ambientes que me rodean, mi estado de ánimo.

-Interesante. -Dijo colocándose las gafas bien.- Veo un futuro brillante para ti.

-Muchísimas gracias Don Esteban. -Sonreí de lado.

Don Esteban era uno de los productores de la discográfica, aún que usualmente me solía reunir con Soledad o con Blanca que también dirigen la discográfica, solo que hoy le era imposible. Era un hombre de unos cuarenta años aproximadamente, era discreto y decidido. Aún que la discográfica era de fiar este hombre no me trasmitía la misma seguridad.

-Y dime Natalia, ¿tienes novio? -Preguntó.

-Ehm... -No mentiré, la pregunta me puso incómoda.- No, novio no.

-Que pena, una joven tan talentosa y hermosa como tu sin novio. -Rió.

-Bueno, es que... -Me interrumpió.

-Ya se lo que vas a decir, que aún no has conocido al hombre ideal, el hombre de tus sueños. -Me miró de arriba abajo y bajó una de sus manos y la posó debajo de la mesa.- Igual no deberías esperar mucho tiempo, mírame a mí.

-¿A usted? -Pregunté extrañada.

-Sí Natalia, a mí. -Mojó sus labios e hizo un movimiento extraño con su brazo debajo de la mesa, como ejerciendo presión.- He estado con muchas mujeres pero ninguna cumplía mis expectativas. 

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now