XVII

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POV Alba

Los días habían pasado volando y solo nos quedaban dos noches en el bonito municipio de la Comunitat Valenciana. Me moría de ganas de bañarme en la playa pero por alguna razón me era imposible dar mas de dos pasos dentro del agua.

Ahora me encontraba sentada sobre una toalla la cual estaba extendida a la sobra de la sombra de la sombrilla. Leía un libro mientras el sonido de las olas rompiendo me relajaba, Natalia estaba tumbada a mi lado. El resto de nuestros amigos estaban en el chalet durmiendo debido a que ayer por la noche decidieron salir de fiesta, yo no puedo salir por temas de salud y Natalia decidió quedarse conmigo.

-Albi. -Me llamó.-

-Dime cariño. -Me giré cerrando el libro.-

-Voy a ir al agua un ratito, ¿Quieres venir?

-No creo... -Murmuré.- El libro está bastante interesante.

-Esta bien, si cambias de idea sabes donde encontrarme.

Natalia se levantó de la toalla y dejó un pico en mis labios. Levanté la mirada del libro para mirar a Natalia caminar hacia el agua, mordí mi labio contemplando su cuerpo y después solté una risa nasal al darme cuenta lo que estaba haciendo.

Mientras leía no podía alzar la vista cada poco tiempo para ver donde estaba Natalia, ahora se encontraba flotando tranquilamente. Suspiré profundamente y decidí meterme al agua. Cerré el libro y lo guardé en el bolso que habíamos traído. Me levanté de la toalla y caminé decidida hacia la orilla, en cuanto el agua fría tocó mis pies un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. 

Poco a poco me metí en el agua, y cuando ya tenía el cuerpo completo mojado me zambullí completamente en el agua. Al principio estaba fría pero mejoró cuando mi cuerpo se adaptó a la temperatura, había perdido de vista a Natalia pero no tardé en volver a encontrarla.

Me acerqué a ella nadando lo más silencioso que pude, intentando así sorprenderla. En todo este tiempo no había reunido el valor para meterme en el agua, por más que cuando me preguntaban decía que no me bañaba porque me daba pereza la razón era completamente otra. No me bañaba porque me daba miedo, me daba miedo recordar con melancolía mi vida antes de caer enferma, me daba miedo querer volver atrás en el tiempo. Miedo de perder todo, de perderla. 

Cuando llegué a donde estaba Natalia ella no se había dado cuenta de que yo estaba atrás suya, así que aproveché que no se había dado cuenta para sorprenderla. Me acerqué más a ella para rodearla con mis brazos. Ella dio un pequeño salto por el susto y enseguida se giró para ver quien era, cuando me reconoció sonrió ampliamente.

-Albiiiii. -Dijo feliz- Al final has venido.

-Sí, me ha tentado.

-Has tardado eh... 

-Pues sí. -Dije y solté una pequeña risa.-

Natalia me agarró de la cintura y con un pequeño impulso me elevé para enredar mis piernas en su cadera. Pasé mis brazos por sus hombros, dejándolos descansar atrás de su nuca. Apoyé mi frente contra su frente y cerré los ojos al igual que ella, respiraba profundamente, calmada. Me separe de ella y la contemplé al detalle, sonreí ampliamente y ella hizo lo mismo. Me acerqué a su boca e iniciamos un beso lento y cargado de sentimientos.

-Te quiero Natalia. -Dije.- Te quiero y mucho.

-Yo también te quiero Alba, no lo dudes nunca.

-No lo hago ahora y nunca la haré.

EL resto de la mañana la pasamos en la playa, comimos en un bar cerca de la costa y después volvimos al chalet. Más entrada la tarde Marta propuso ir a cenar a un restaurante en el centro para despedir que en poco nos íbamos. Nadie le puso pega así que nos arreglamos un poco para salir. 

Cuando llegamos al restaurante esperamos fuera mientras Marta, que estaba dentro, pedía la mesa. Ella había llamado esta mañana y había reservado una mesa para las nueve y media.

-Nada que no hay mesa. -Dijo Marta saliendo del local.- Muchas gracias. -Dijo enfadada mirando hacia la puerta.-

-Marta cariño tranquila, que no pasa nada. -Dijo María.-

-¿Qué ha pasado? -Preguntó Damion.-

-Pues que se ve que no han apuntado bien la fecha y nos han apuntado para el viernes que viene... -Suspiró frustrada.- Ahora no tenemos donde cenar, es muy tarde y estará todo lleno.

-Seguro que encontramos algún sitio Marta no te preocupes. -Dijo Natalia.-

-Es verdad Marta algún sitio encontraremos ya verás. -Dije.-

Dimos vueltas por el centro de Calpe por lo menos durante cuarenta minutos y no encontramos nada. Todos los restaurantes estaban o llenos o cerraban cocina pronto. Terminamos sentados en la Plaza Mayor pensando que hacer.

-¡Lo tengo! -Dijo María.- 

-A ver, sorpréndeme. -Dijo Marta desanimada.-

-¡TACOS! -Marta señaló una furgoneta de comida ambulante que estaba estacionada fuera de a plaza.-

-¿Tacos? -Marta sonrió.- Está bien, no me quejo.

-Tacooooos -Dijo África sonriendo.-

Terminamos sentados en la plaza comiendo tacos mientras María nos contaba una de sus locas aventuras. No era lo que teníamos planeado pero sin duda fue divertido.

-Y yo les dije que si me podían dejar la tarjeta SIM, porque claro yo tenía guardados ahí todos los contactos... -Continuaba María con su historia.- Y bueno me dieron la tarjeta y yo me fui a mi casa a dormir.

-Eres de lo que no hay. -Comenté.-

-Lo sé. -Dijo ella.- Y bueno mi padre a la mañana siguiente me dijo que esto había que denunciarlo. 

-Lo que toca Mari. -Dijo África.-

-Cuando llegamos vimos que había tres o cuatro chicas más que también parece que les habían robado. 

-Que historia. -Comentó Damion.-

-Ay chico lo que no me pase a mí no le pasa a nadie. -Dijo María.-

Reí

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Perdón por la tardanza es que con los exámenes finales y todo el rollo de la graduación me quita tiempo.

Pero es verano y tendré más tiempo para escribir. El miércoles acabo las clases así que supongo que ese mismo día o el jueves subiré otro capítulo.

Por cierto, se vienen curvassss.

Besitos.

❤❤❤ 


Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now