VIII

5.8K 322 42
                                    

POV Natalia

Habían pasado ya cuatro días desde que Alba podía recibir visitas y aunque quería ir a verla decidí dejar un poco más de tiempo. Sus familiares habían ido el primer día y no quería interrumpir, tampoco quería agobiarla con tanta visita. 

Había conocido a su hermana, Marina, hablamos sobre sus planes. Marcharían enseguida porque su madre no ha podido conseguir más días para faltar al trabajo y ella tenía que estudiar. Aún así intentarían venir cada poco tiempo.

Después de arreglarme un poco, peinarme, cepillarme los dientes y vestirme con una sudadera negra, decidí ir hasta allá. Con las silla de ruedas me moví por el hospital hasta llegar a las habitaciones donde se realizaban los trasplantes.

Hablé con un par de médicos para que me dejaran pasar a verla y después de discutir un tiempo me dejaron pasar. Antes de entrar tuve que desinfectarme, lavé mis manos con un gel y me pusieron un tipo de bata. Cuando ya estaba vestida tuve que dejar la silla de ruedas en el pasillo y entrar con un par de muletas, pues era menos aparatoso.

Abrieron la puerta dejándome paso, entré y caminé con ayuda de las muletas hasta pararme enfrente del gran cristal que nos separaba. Apoyé una mano en este y escuché como la puerta se cerraba detrás mía. 

Alba tenía los ojos cerrados, estaba más pálida de lo normal, y varías vías y cables se conectaban a su cuerpo. Suspiré profundamente y una lágrima rebelde se paseó por mi mejilla. Sonreí amargamente cuando miré alrededor contemplando las cartas que decoraban las paredes. Saqué un papel un tanto arrugado de mi bolsillo y con un trocito de celo lo pegué a la ventana dado vuelta de tal forma que lo pudiera leer desde dentro.

Me senté en una de las sillas que se encontraba y no pensaba moverme hasta que Alba despertara. Maté el tiempo leyendo un libro, después jugando a cualquier cosa con mi teléfono hasta que sin quererlo me quedé dormida. Cuando desperté miré la hora, había pasado menos de media hora. Asomé mi cabeza desde la silla para ver si Alba había despertado y sí, ahora estaba recostada con su espalda en dos grandes almohadones blancos. 

Me puse de pie enseguida y me ayudé de las muletas para dirigirme hasta el cristal. Miré a Alba y sonreí con cariño, apoyé la mano en el cristal y ella me sonrió. Tenía los ojos rojos y parecía haber estado llorando. Cuando me di cuenta de eso arqueé una ceja y la miré dudosa.

-¿Albi? -Pregunté.- ¿Estás bien? 

-Sí... -Me respondió asintiendo.-

-¿Por qué has llorado?  -Pregunté seria.- Si te encuentras mal me lo tienes que decir y llamo a un doctor. 

-No, no. -Dijo y se limpió la poca humedad que quedaba en su mejilla.- He leído tu carta.

-Ah. -La sangre se me heló, no pensé que la fuera a leer.- Bueno... -Me rasqué la nuca nerviosa.- ¿Tan mala era que te has puesto a llorar? -Bromeé y ella negó.-

-No seas tonta. -Rodó los ojos divertida.- ¿Lo que dices es verdad?

-Claro que sí. -Respondí.-

-¿Incluso el "te quiero"? -Preguntó y miró hacia el suelo.- 

-Sí Alba, te quiero. -Ella levantó la mirada y se me pusieron los pelos de punta.-

-Yo también te quiero Natalia. -Dijo y no pude evitar sonreír tontamente.- No te vayas por favor.

-Nunca lo haría. 

-Te daría un abrazo ahora mismo.

-Yo te daría un beso. -Me encogí de hombros y ella rió.- ¿Cómo te encuentras?

-Al principio era horrible, pero mucho mejor... -Suspiró.- En un par de días podré volver pero debo de tener cuidado de no enfermarme... 

-Yo te cuido. -Sonreí ampliamente.- Siento no haber venido antes... No quería agobiarte, no es que no quisiera venir sino que, bueno, tenías mucha visita y.

-Nat. -Me cortó.- No tienes nada por lo que disculparte, ¿Has venido no? -Asentí.- Pues eso es lo que importa. 

Pasamos el resto de la tarde hablando de tonterías, de planes de futuro y poco más. Le trajeron la cena y yo me traje la mía a la habitación y cenamos juntas. Le conté que conocí a su madre y a su hermana y que me habían caído muy bien. 

Eran ya las diez y media casi de la noche y estábamos ya bastante cansadas, a Alba se le veía en los ojos así que decidí despedirme para dejarla descansar.

-Buenas noches Albi. -Dije dirigiéndome a la puerta.-

-Nat, espera. -Dijo y me volví a acercar al cristal.-

-Dime. -La miré con ternura.-

-Buenas noches. -Cerró la mano en un puño y besó su dedo pulgar.-

-Buenas noches, descansa. -Repetí su gesto con cariño.- 

Salí de la habitación y enseguida me senté en la silla de rudas, comencé a moverme hacia mi habitación y no paré hasta llegar a esta. Me aseé y me vestí para dormir, me acosté en la cama y apagué la luz. 

Suspiré profundamente y cerré los ojos. Pensé en que todo lo que había escrito en esa carta era verdad, era sin duda la carta más sincera que había escrito jamás.

Hola Alba,

seguramente no leas esto pero  me veo obligada a escribirlo.

Aunque seguramente tengas la habitación llena de cartas bonitas y perfectamente decoradas  espero que leas la mía también.

Escribo esto para desear que vuelvas a la habitación lo antes posible, que te pongas de nuevo al 100% y poder escuchar tu risa de nuevo. Poder escucharte bufar molesta cuando la tele no cambia de canal, escucharte suspirar y ver tu piel erizarse con una caricia. 

Y te echo mucho de menos, echo de menos verte a través de tus ojos miel, echo de menos nuestras aventuras nocturnas por los pasillos del hospital, te echo de menos.

Siento haber tardado tanto en aparecer pero no quería agobiarte. 

Te quiero.

Te quiero por ser tú Alba Reche.

Nat.

Sonreí de lado al recordar lo que escribí, la quería, la quería y no podía evitar decírselo. Tenía miedo de que no sintiera lo mismo, a que me rechazara, pero no fue el caso. En un par de días Alba volvería a la habitación y me hacía ilusión volverla a tenerle cerca. Cuando volviese debía cuidarse mucho pero nada le impedía hacer las mismas cosas que antes. Yo empezaba rehabilitación en unas semanas cuando me quitaran la escayola y tenga que volver a sujetar mi peso para poder andar y correr.  

Me hundí en mis pensamientos hasta quedar dormida.

****************

Tengo examen de economía y no me sé nada ajaja.

Espero que os esté gustando la historia... 

Os quieru.

❤❤❤

Sempiterno // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora