XX

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POV Alba

Después de comer algo Natalia salió de casa para ir a hablar con Mikel, por más que insistí no hubo manera de que cambiara de idea. Decidida salió por la puerta y no pude acompañarla.

Los minutos, que lentos pasaban, se convertían en largas horas. Horas que pasé dándole vueltas al tema una y otra vez en mi cabeza. A mi alrededor todo estaba tranquilo, solo se escuchaban a los pájaros piar y los coches que circulaban por la calle.

Estaba sentada en el sofá, en la mesa de café, junto a las cartas, se encontraba mi libreta. Desde donde estaba sentada miraba al frente pensando en qué escribir en ella. Claramente tenía mucho que decir, aún así no supe trasmitirlo en palabras. Tiré el bolígrafo contra el suelo y grité. Grité alto, grité de impotencia, de rabia, de miedo. Grité, lloré.

Los minutos pasaron y sin quererlo me quedé dormida en el sofá, estaba exhausta. Abrí los ojos cuando la puerta se abrió de golpe y se cerró acto seguido, enseguida me levanté. Cerré la libreta rápidamente y me peiné un poco con la mano, entonces la vi. Algo había pasado.

Caminé con rapidez hasta donde ella estaba para observarla desde cerca, me paré enfrente y suspiré profundamente conteniendo las lágrimas. Tenía el labio partido al igual que la ceja izquierda, un moratón en la mejilla y un corte en la barbilla. Bajé mi mirada hasta su abdomen, su camiseta estaba manchada de sangre, estaba rota, tenía un corte no muy largo.

-No es nada Alba... -Dijo Natalia mirándome.

-¿Cómo qué no es Nada? -Dije.- ¿Es qué no lo ves?

-Alba estoy bien. 

Alcé la vista para encontrarme con los cansados ojos de Natalia. Sus ojos marrones estaban apagados. Bajé inmediatamente la mirada y dejé que una lágrima recorriera mi mejilla, cuando volví a alzar la mirada Natalia se mordía el labio nerviosa mientras contenía sus lágrimas, haciendo así que sus ojos estuvieran un poco rojos.

-Vamos a darnos un baño cariño, déjame ayudarte.

-Está bien... -Natalia asintió.

Caminamos hasta el cuarto de baño. Cuando llegamos le ayudé a quitarse la ropa, poco a poco fui desvistiéndola, llené la bañera de agua tibia. Natalia se metió dentro, con la esponja ayudé a bañarla. Cuando acabamos Natalia se envolvió en una bata, agarré el botiquín y fuimos a la habitación, ella se sentó en la punta de la cama.

-Déjame ver esa herida... -Pedí.

Natalia se desabrochó la bata y me acerqué a su abdomen. La herida no era más bien superficial, hacía tiempo que había dejado de sangrar así que decidí ponerle un poco de crema antibacteriana para evitar cualquier inflamación o infección, después coloqué una gasa. Levanté la mirada y asentí como para que se abrochara la bata de nuevo, que todo estaba bien.

-Veamos esa bonita cara... -Dije sonriendo tontamente, ella hizo lo mismo.

Pasé mi mano con delicadeza por la mejilla dónde tenía el moratón, suspiré y negué. Tenía un corte en la ceja pero no era profundo así que no necesitaría puntos, hice lo mismo, puse un poco de crema y una pequeña gasa. Con el dorso de mi mano recorrí su rostro hasta llegar al labio, pasé con cuidado mi dedo índice por este. Como el corte era pequeño estaba sanando solo y no estaba infectado. Dejé un pico que duró a penas un segundo por miedo a hacerle daño.

La tarde pasó rápida pero silenciosa, sí, teníamos mucho que hablar pero no lo hacíamos. Entregar esto a la policía supondría un problema para ella y para mí pues Mikel tenía contactos suficientes como para salirse de rositas en este caso. 

Yo confiaba en Natalia, confiaba en ella ciegamente, confiaba en los sentimientos que ella había declarado tener por mí. Yo sabía que ella no me dejaría por unas amenazas, sabía que ella iba a luchar por seguir conmigo cueste lo que cueste, es por eso que decidí marcharme.

Porque Natalia estaba dispuesta a darlo todo y eso me trasmitía seguridad, a la misma vez que me aterraba. Si Mikel le había hecho esto por el simple hecho de que Natalia haya ido a hablar con él, temía de lo que era capaz este hombre.

-Natalia. -Dije, las dos estábamos acostadas en la cama.- Te quiero mucho, te amo, ¿lo sabes, no?

-Alba yo también te amo... -Dijo ella incorporándose un poco dolorida.

-Es que... Todo esto Natalia es muy peligroso, Mikel está loco.

-Lo sé Albi, lo sé... -Ella suspiró y tomó mi mano.

-Gracias. -Besé su mano.- Gracias por todo, desde el primer día en el hospital hasta hoy en esta habitación, gracias por todo.

-Lo haría todo por ti Alba, eres importante para mí.

-Te amo. -Dije.

-Y yo. -Ella se acercó a dejar un pico en mis labios.- Buenas noches.

Apagué la luz de la habitación y me acosté boca arriba. Natalia no tardó mucho en dormirse, lo noté porque su respiración se relajó. Me levanté de la cama y agarré mi maleta, puse la ropa que tenía mía. Dejé una de mis sudaderas y agarré una suya. Salí de la habitación y cerré la puerta, caminé hasta el salón sin hacer mucho ruido para no despertarla.

Agarré un papel y escribí:

Amada Natalia,

te amo eso lo tienes que saber entes de terminar de leer esto.

Te amo y es por eso que marcho. Me voy porque no quiero que te hieran por mi culpa, no quiero que te tengas que preocupar de si nos siguen o no, de si estoy bien, no quiero que nos lleguen amenazas. 

Esto no es un "hasta siempre" es un "hasta dentro de un ratito", solo quiero darte el tiempo que necesitas. Que Mikel se olvide de ti, de mí y nos deje en paz y eso no puede ocurrir si yo sigo contigo.

Te quiero con todo mi corazón y aún que estés enfadada conmigo te cito el viernes 19 de agosto en la cafetería Tres Cruces. Por favor, acude, por que he estado meditando esto mucho tiempo y no podré darte todas las explicaciones que mereces si no te presentas.

Porque un "te quiero" solo tiene sentido si es para ti Natalia Lacunza.

Te pienso,

Alba Reche.

Una vez terminé la carta limpié las lágrimas que recorrían mis mejillas. Junto a la carta dejé una flor seca y, dentro de una cajita, un collar plata que tenía en el una "A".  

Me levanté de dónde estaba sentada y caminé hasta la puerta, la abrí sin hacer mucho ruido y salí por esta, después la cerré. Cada paso que daba, cuanto más me alejaba más quería volver corriendo a los brazos de Natalia. Porque yo sabía que aún que dolía era lo que debía hacer.

Te amé por favor, no lo olvides

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Os quierooooo, no me peguen.

¿Recta final?

❤❤❤

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now