XIX

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POV Natalia

Quedaba menos de una hora para llegar a Madrid, estos últimos días en Calpe habían sido geniales. Alba estaba feliz  y yo sentía que nuestra relación estaba más fuerte y unida que nunca. 

En el coche viajábamos; María, Marta, Alba y yo. Marta conducía, María y Alba dormían en los asientos traseros y yo iba de copiloto. En el coche sonaba, a bajo volumen, un CD de Madonna, Marta tatareaba la letra en voz baja mientras yo miraba por la ventanilla creando acordes diferentes en mi mente, los escribía en una libreta y después intentaría sacar una letra que quedara bien.

Íbamos bien de tiempo, así que decidimos pasar por un McDonald's a las afueras de la cuidad para tomar un helado. Nos bajamos todos y nos sentamos en una mesa del local, cada uno ordenó lo que quería tomar.

-¿Qué quieres cariño? -Me preguntó Alba.

-Un helado de cono, de esos de un euro. -Respondí.

-Perfecto. -Dijo y fue a pagar a la caja.

Me senté junto a María que me miraba con una sonrisa pícara.

-¿Qué te pasa a ti ahora Mari? -Le di un codazo suave.

-Estás encoñadísima hermana. -Me dijo.

-Joer Mari de verdad... -Rodé los ojos y la ignoré.

-Sí, sí... Mi amiga, Natalia Lacunza pillada por una, esto pasa una vez cada tanto...

-Por dios. -Mantuve la mirada en Alba que ya venía hacia la mesa con el helado de cono.

-Disimula, disimula que viene la que te mola. -Bromeó.

-Miedo me das María. -Dijo Alba sentándose.

-Yo no he hecho nada... -Resopló la rubia y reí.

En menos de dos horas estábamos en casa. Marta dejó a María primero y después nos dirigimos a nuestra casa, no eran aún las dos de la tarde cuando llegamos. Nos despedimos las dos de Marta y le dimos las gracias por todo. Subí las maletas al apartamento mientras Alba corría las cortinas y abría las ventanas para que se aireara el ambiente.

-Oye cariño... ¿Te has dado cuenta la de cartas que nos han llegado estos días? -Me dijo Alba desde la cocina.

-No, no... -Cerré la puerta del apartamento.- ¿Son muchas?

-Pues sí... -Dijo Alba que caminó hasta el salón con un montón de por lo menos diez cartas en las manos.- Mira...

Alba se sentó en el sofá y dejo las cartas caer sobre la mesa de café de madera que estaba enfrente del sofá. Acto seguido me senté yo a su lado, tomé una de las cartas entre mis manos y la leí. "Para Natalia L.", giré el sobre, no estaba la dirección de mi apartamento anotada así que supuse que quién las haya enviado debe haber venido directamente aquí.

-Mira, tienen números... -Dije.- Esta es la número diez.

-Déjame ordenarlas. -Dijo Alba que en menos de dos minutos tenía todas las cartas ordenadas.- Hay un total de once cartas... Todas van destinadas a Natalia Lacunza menos dos, la segunda y la última que son para mí... -Alba me miró extrañada.

-¿Esperabas tú alguna carta? -Pregunté.- Porque yo no...

-Que va, yo tampoco esperaba nada...

-¿La abro? -Dije tomando la carta número uno y mirando a Alba que asintió lentamente. Abrí el sobra y saqué un papel de libreta mal doblado, comencé a leer.- Querida Natalia, lo he intentado, de verdad que sí, pero no me has dejado otra opción. Me he cansado de esperar a que reaccionaras y te dieras cuanta de que en realidad con la persona que quieres estar es conmigo y no con la enferma. Yo te he avisado, no te asustes.

-Es... Es... ¿Tu ex? -Dijo Alba.

-Sí... -Arrugué la hoja y la tiré al suelo frustrada.- ¿Qué pone la tuya?

-A ver... -Alba abrió el sobre y sacó una hoja, probablemente arrancada de la misma libreta.- Alba. No hay mucho que decirte a ti, solo que te alejes de Natalia. Debido a tus condiciones de salud no me será muy difícil deshacerme de ti.

-Alba. -Dije y agarré la hoja que acababa de leer.- Mírame, -Obedeció.- tú no tienes nada por lo que preocuparte de este imbécil me encargo yo, a ti no te va a tocar ni un pelo.

-Pero Natalia... -Miró hacia abajo.- No quiero suponer ningún problema para ti.

-No, no, no. -Dije.- El problema no eres tú, nunca lo has sido, el problema es él que esta loco.

-¿Y las demás cartas?

-Abres tu unas y yo otras, ¿vale?

-Vale.

Comenzamos a abrir las cartas y no paramos hasta que las abrimos todas. Dentro de cada sobre habían fotos. Fotos nuestras, fotos de Alba sola, fotos. Eran fotos nuestras por Madrid, fotos nuestras en Calpe. Nos había estado siguiendo.Un escalofrío recorrió mi cuerpo y entonces supe que debía hacer algo. No quería perder a Alba y menos por Mikel. 

Sabía con la gente que se juntaba Mikel, sabía por que zonas se movía y sabía donde podía encontrarlo. Aún faltaba una carta más por abrir, la última. Alba la tomó temblorosa y abrió el sobre, de dentro sacó una foto. En la foto aparecía Alba sentada en la playa debajo de la sombrilla leyendo un libro. Después sacó una carta y la leyó en voz alta "Te tengo controlada, déjala en paz.".

Alba me miró con los ojos apagados, en ellos pude ver el terror y la impotencia que sentía ahora. Porque Alba era un ser de luz y no se merecía nada de esto, solo merecía ser feliz y por culpa de Mikel no lo estaba siendo. 

-Alba no te preocupes... Yo, yo... Yo me encargo.

-Natalia... -Dijo en un hilo de voz.

-No hagas ninguna estupidez por favor. -Me dijo.

-No te preocupes por mí Alba, yo estoy bien... Pero estaré incluso mejor cuando nos deje en paz. Pero le conozco, no va a parar hasta que rompamos, o hasta que aclare cosas con él.

-No Natalia no te voy a dejar ir a hablar con el. -Alba se levantó.- Déjame acompañarte al menos.

-Ni hablar Alba, ya bastante te he arrastrado en este lío como para que ahora me acompañes. -Dije levantándome yo también.

Tomé la mano de Alba y caminé con ella hasta la terraza. Ella tenía la mirada perdida en el paisaje que teníamos enfrente, yo la miraba a ella. Me acerqué más rodeándola con mis brazos, besé su cabeza y cerré los ojos. Alba era importante para mí y no quería que nada le ocurriese. Iba a ir, iba a ir a hablar con Mikel, dejarle las cosas claras, lo iba a hacer. 

Por ella, por Alba.

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Os quiero no me matéis. Estamos en la recta final (3-4 capítulos)

Yo avisé que se venían curvas y aquí empiezan. 

Besos.

❤❤❤ 

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now