XXI

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POV Natalia 

La carta que Alba dejó sobre la mesa de café aquel día rompió mi corazón en mil pedazos. No entendí como pudo irse, como pensó que sin ella esta situación mejoraría. Mikel dejó de ser tan molesto, dejó de hablarme, dejó de insistir y yo lo agradecí. Agradecí que se diera cuenta de que entre nosotros ya no iba a pasar nada, nunca sabré si me dejó en paz en cuanto me vio tan rota por la partida de Alba, cuando me vio tan destruida.

Por más que el tiempo haya pasado mis sentimientos por ella seguían igual de intensos que aquel día en la playa. En parte me odiaba por no poder odiarla, me odiaba porque lo que yo sentía por Alba no se había ido, sino que permanecía. 

Aún que me parecía que la fecha nunca iba a llegar, el día llegó. Hoy era 19 de agosto, el día que Alba me había citado en aquella cafetería, ella no concretó hora así que decidí ir a la hora de almorzar y si no estaba allí esperaría un poco más. No sé por que iba a ir, no quería oír su voz, pero lo necesitaba. 

Me levanté pronto para que me diera tiempo de hacer algo antes de salir. Me duché y me vestí, me puse unos pantalones jean azules, una camiseta ajustada blanca y unas deportivas blancas. Puede que me diera vergüenza admitirlos pero llevaba puesto el collar que Alba había dejado, el collar plateado que tenía la inicial de su nombre. Desde que se fue lo llevaba conmigo a todas partes, era incapaz de quitármelo, la añoré.

Salí de casa pasadas las diez y media y tomé el metro, paré en Sol y caminé escasos diez minutos hasta llegar a la cafetería, con las manos temblando saqué mi móvil y marqué el número de Alba. Desde que se fue que no habíamos hablado, no sabía nada de ella. No se conectaba seguido a las redes sociales y me prohibí enviarle mensajes. Por más que las ganas de hablar con ella me mataran no quise ni intentarlo, hablaba con Marta, que me aseguraba que Alba estaba bien, que no me preocupara por ella.

-¿Nat? -La ronca pero dulce voz de Alba sonó al otro lado de la línea.

-A-Alba... -Dije reaccionando.

-¿Estás ya en la cafetería? -Preguntó.

-Sí, sí... ¿Tú?                                

-Estoy de camino, puedes ir entrando te veo ahora, ¿Si? -Dijo.

-Claro, te espero dentro... Hasta ahora. -Colgué.

Entré dentro de la cafetería, estaba prácticamente vacía, me senté en una mesa y esperé. No me había dado cuenta de lo que me temblaban las manos hasta que fui a guardar el móvil en la riñonera. Respiré hondo tratando de calmarme entonces escuché como se abría la puerta enseguida alcé la mirada, encontrándome así con la chica que había sido dueña de mis sueños. Alba. Ella caminó hacia donde estaba, yo me levanté. Una vez de pie la miré de arriba a abajo y no sabiendo bien lo que hacer me volví a sentar Alba hizo lo mismo. Nos quedamos en silencio.

-Natalia yo... -Empezó a hablar pero la interrumpí.

-Hola Alba. -Dije un poco cortante.

-Hola Natalia. -Bajó la mirada nerviosa.- Te he echado mucho de menos...

-¿Por que te fuiste si me ibas a extrañar? -Espeté.

-No me fui por que sí Natalia, me fui porque tenía miedo. -Dijo mirándome.

-¿Y yo no?

-Sí, claro que sí, pero él no te dejaría en paz a menos que yo desapareciera... -Suspiró.- Está loco.

-Podríamos haber estado juntas en esto, pero te fuiste igualmente.... -Dije.

-No Natalia, si me hubiera quedado hasta el día de hoy nos llegarían fotos nuestras al buzón de casa.

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now