XI

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POV Natalia

Contemplé con detenimiento el paisaje, como si fuera la primera vez que lo veía. Podía ver en los ojos de Alba la emoción que mostraba. Pasé mi brazo por sus hombros y la pegué a mi cuerpo en un abrazo.

Después de deshacer las mochilas y ordenar todo un poco preparé la cena. Serví una sopa de verduras que comimos en la terraza a petición de Alba. Hablamos de que haríamos mañana y Alba optaba por dar una vuelta por Madrid si el tiempo nos acompañaba, pues si llovía no podríamos salir. Después de cenar decidimos ver una película.

Estábamos las dos sentadas en el sofá, no estaba prestando nada de atención a la película pues me distraía mirando a Alba todo el rato. Lo más adorable es que se daba cuenta y se sonrojaba enseguida. La película estaba apunto de acabar, Alba estaba sentada apoyada en mi regazo. Besé su espalda y ella sonrió.

Cuando la película acabó decidimos que ya era hora de dormir, me había planteado dormir en el sofá, pues el apartamento solo tenía una habitación. El apartamento tenía un amplio salón-comedor, una cocina, un baño, una habitación y un pequeño estudio.

-¿Qué haces? -Preguntó Alba desde el pasillo.-

-Voy a dormir en el sofá así puedes dormir más cómoda. -Sonreí.-

-No digas tonterías... -Rodó los ojos.- En todo caso me quedaré yo aquí. -Dijo y negué.- Aún que la cama es de matrimonio y cabemos las dos.

-Ya, ya lo sé... Pero pensé que querías dormir sola.

-Anda petarda. -Rodó los ojos divertida.-

Las dos fuimos a mi habitación. A Alba se le olvidó una camiseta de pijama así que le dejé una mía. Me estaba sacando los calcetines sentada en el borde de la cama cuando Alba entró de nuevo a la habitación después de haberse aseado. Sonreí y me levanté de la cama, la agarré de la cintura y la besé. Pude notar como se tensaba por la sorpresa del beso pero enseguida se relajó y continuó mi beso.

El beso surgió sin pensarlo, solo vi a Alba allí y me entraron ganas de besarla y ahora que nada malo me lo impedía lo hice. Alba dejó caer el neceser al duelo y posó sus manos en mi mejilla intensificando el beso. Acorralé a Alba contra la pared, una de mis manos se apoyaba en la pared para mantener el equilibrio mientras que la otra recorría su cintura. 

Sin separarnos del beso terminamos las dos en la cama, yo me recostaba en el respaldo y Alba estaba sentada arriba mío pasando sus piernas por los costados de mi cuerpo. Subí mi mano por debajo de la camiseta que llevaba puesta y la posé en el abdomen, Alba se separó del beso y miró al suelo cerrando los ojos con fuerza.

Me incorporé preocupada pensando que igual había ido muy rápida y que aún no no estaba preparada. Si ese era el caso lo entendería y respetaría su decisión. Agarré su mano y la acaricié sin decir nada.

-Lo siento. -Dijo.-

-No tienes nada por lo que disculparte. -Dije.- He ido muy rápido y entiendo totalmente que. 

-No. -Me cortó ella.- No. -Me miró.- Es que...

-No hace falta que me cuentes nada, de verdad Alba.

-Quiero. -Suspiró.- Mi última relación acabó poco después de haber sido ingresada en el hospital. Mi novio dejó de mirarme como una persona y me miraba con lástima. De la lástima pasó al asco en cuanto empecé con la quimio. -Bajó la mirada.- No me tocaba, no me podía ni mirar a los ojos sin repugnarse. -Hizo una mueca.- Lo entiendo, estaba pálida, no tenía pelo, tenía ojeras y estaba débil. ¿Cómo alguien podía quererme así? 

-Pero Alba...

-¿Cómo alguien puede quererme así? -Me miró y yo negué enseguida.-

-¿Cómo no quererte Alba? -Posé mi mano en su mejilla y la miré sonriendo.-

-Yo me miro al espejo y me veo... Me veo... Diferente, me miro con asco.

-No deberías, eres diferente, sí. -Hice una pausa.- ¿Y qué hay de malo en ser diferente? Todos somos un poco diferentes... Si fuéramos todos iguales esto sería un aburrimiento, ¿no crees?

-Sí, pero Natalia, yo.

-¿Tú?

-Yo... ¿No te parezco repugnante? ¿No te doy asco? ¿No te doy pena?

-No. -Dije con un nudo en la garganta aguantando las ganas de llorar.- No, no y no. Alba, eres preciosa. 

Entrelacé nuestras manos y me acerqué a besarla. Enseguida las lágrimas recorrieron mis mejillas y ella no tardó más de dos segundos en romper a llorar también. El beso era intenso, salado, corto. Lloré porque no cabía en mi cabeza que alguien como Alba pensara así de si misma.

Alba era pura, era etérea

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Capítulo cortito pero mañana tengo recuperación y aunque puede que suspenda quería dejar capítulo porque escribir esto es lo único que me aleja de la realidad.

Muchas gracias.

❤❤❤

Sempiterno // AlbaliaWhere stories live. Discover now