17.Las fantasmas aparecen again.

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Verga, que intensidad.

Froy y yo andábamos era inspirados, sus manos se movían con rapidez mientras que yo trataba de seguirle el paso. Estábamos sudorosos, tan concentrados en lo nuestro que no pensaba en nada más.

Qué vaina tan única dios mío.

—Bea... Voy a acabar ahora.—jadeó el catire, mordiéndose el labio.

Naguebona no si, a mí me falta todavía.

—Te me esperas nojoda.—le reclamé.—Soy nueva en esto, chamo. Tenme paciencia.

—Pienso que te estás complicando más en esa posición.—opinó, acomodándose mejor en la cama.—Debemos tener cuidado con tu pie.

—¡Cállate esa jeta que no me vas a ganar!

Me faltaba poco, debía acelerar mis movimientos. Ya casi. Ya casi...

¡LO HICE NOJODAAAAAA!

Tiré el control al suelo y comencé a dar saltos con mis rodillas sobre el colchón, Froy aún no podía creerse que le gané en Mario Kart de Wii siendo la primera vez que lo jugaba ahí.

—Pero ¿Qué mierda...?—aún estaba atónito, observando su lado de la pantalla que decía 2DO LUGAR PAPÁÁÁÁ.—¡Hiciste trampa!

—¿Cómo voy a hacer trampa si nunca lo he jugado?—cuestioné, sin borrar la sonrisa en mi bella cara, soy lo máximo.

—Me siento menos hombre ahora mismo,—expresó, dejando su cuerpo caer en la cama.—¿Y qué es esa manera de jugar? 

Mientras él estaba sentado en el borde de la cama, yo estaba acostada boca arriba y la cabeza colgando, viendo el televisor al revés.

—Me concentro más viendo las cosas de cabeza.—expliqué.

Me gateé hasta su cuerpo y me senté a horcajadas sobre su torso, él comenzó a acariciar mis piernas desnudas—traía shorts, no se asusten.—con suma delicadeza.

—No le vas a decir a nadie de lo que pasó.

—¿Por qué eso sonó a orden?—pregunté, haciéndome la loca.

—No fue una orden, fue una afirmación.—dijo, llevando sus manos a zona peligrosa en el borde de mis shortsitos.—Porque no serías capaz de que los Harries me hicieran bullying.

—¿Estás retandome?—alcé la ceja.

Me hizo soltar un gemido cuando hizo presión en la parte interior de mis muslos. Maldito.

—Mamaguevo.—entrecerré los ojos. Él se echó a reír.—Estás entrando en zona prohibida, aún me debes un café.

—Espera, dices que si te invito un café ¿Tendremos sexo?—verga, la emoción ni la disimulaba.—Te compro todo el maldito Starbucks entonces. Es más, vamos ahora mismo.

—Ay no tú...—arrugué la frente, poniendo cara de asco para molestarlo.

Es como la tercera vez que voy al apartamento de Froy en la semana, el carajo ni me deja bañarme tranquila cuando ya me llama diciendo que iremos a su casa. Lo divertido es que siempre la tenemos sola y lo que hacemos es puro jugar mariqueras.

Relationship goals.

—Sisisisisi, hazte la difícil. No es para nada cliché.—rodó los ojos.

—Verga, mano. Ya de por si hablo mucho con Dylan por mensaje, no quiero aguantar a dos sarcásticos.

Colocó sus manos en mis espalda y me atrajo hacia él, pegando nuestros pechos, rozando nuestras narices... Mirándonos a los ojos. Froy era hermoso ¿Ok? Y el que diga lo contrario, que venga a darnos coñazos.

El mariquito de Logan | Logan LermanWhere stories live. Discover now