46.Regresando a la rutina.

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¿Saben qué es rico? Dormir desnudo, es el placer más depinga que puede haber, al menos para mí.

Pero ¿Saben qué lo hace todavía más rico? Despertar encima de Logan luego de tirar arrechamente la noche anterior. Uff, no tiene comparación.

Es que verga, despertar usándolo de almohada y con una pierna montada es súper chill mientras recuerdo las vainas que hicimos.

Lo admito, me duelen burda los labios de lo duro que me mordió. El carajo es salvaje hecho el loco. Ni me imagino los morados que me debió dejar en el resto del cuerpo.

Igualito todo es perfect, él sigue dormidito con una mano en mi espalda y el otro brazo fuera de la cama. Porque esa es otra, yo me muevo mucho y está a punto de caerse pal piso.

Pero se ve tan cuchi dormido awwww, nadie creería que es un mamaguevo animal cuando el webo es el que piensa por él, naguebona.

MARICOOOO se lo tengo que contar a Ana pues, se va a morir JAJAJAJAJAJAJA.

No le voy a llegar en un mensaje tipo: chamaaa, me tiré al mariquitoooo. No pues, tiene que ser algo más sorpresivo.

Con la mirada, busqué mi teléfono en el desastre que Logan y yo tenemos por cuarto hasta que vi que ayer dejamos ambos celulares en su mesita. Con cuidado de no despertarlo, me estiré para alcanzarlo.

Marica, sentí su bowe mañanero parao. El queso se me empezó a subir.

No, Bianca, mañanero no, sé una persona decente y esperate.

Cuando tuve mi celular en las manos, activé la cámara frontal y rapidito nos saqué una selfie. Claro, como yo soy anormal, puse la mueca del besito toda tierrua y se la envíe sin decirle más.

Una risita suave y ronca hizo que se me bajaran los colores, chamo, me cagué horrible de que me haya descubierto. Hasta me hice la dormida pa disimular.

—No me digas que eres de esas chicas que le envían fotos de sus novios a las amigas para burlarse de él.—mardita sea, me pilló.—Ya Ana te preguntará el tamaño de mi miembro.

Ay coño.

Alcé la mirada lentamente para encontrarme su piciosa carita adormilada y sonriente, también tenía una ceja más alta que la otra. Me daría risa la situación sino fuera porque la estoy viviendo yo.

—Bueno, suerte para ti que estás bien dotado.—le dije pelando los dientes.

Las carcajadas de Loggie resonaron por toda la habitación, haciendo de este despertar algo más relajado y sin situaciones incómodas.

Él no parecía incómodo, al contrario, se le notaba hasta más contento. Esa era mi preocupación, no ser lo suficiente y que todo se volviera horrible entre los dos. Pasé la prueba, kemosion.

—Voy a darme una ducha ¿Me acompañas?—me preguntó, aún esparramado en el colchón

Chamo, es que él no puede ser así.

No, Brau ¡Noooo!

Tarde, cucardio.

—¿Seguro? ¿No quieres un descanso?—me giré para quedar boca abajo y pegar las tetas en su brazo, con el que acariciaba mi espalda.—Digo, casi partes la cama anoche.

—Corrección, amore mio: casi la partimos. Plural. Los dos.—se estaba riendo de mis cachetes sonrojados. Me pellizcó uno.—¿Y cómo es que alejarme de ti sería un descanso? Maldita sea, Bianca, eres extremadamente preciosa y tus movimientos...—tragó saliva mientras pegaba aún más nuestros cuerpos.—Eres increíble, lo digo en serio ¡Mierda! Si antes estaba loco por ti, ahora no sé cómo es que sobrepasé el nivel.

El mariquito de Logan | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora