59.Marica, se reveló.

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—¡Eso es trampa!

—¡¿Acaso te amenacé con una pistola?! ¡No! Así que yo no te obligué a nada.

Adivinen quienes estaban discutiendo en el carro rumbo a la fiesta de Froy jeje. Logan seguía ladilla porque ni siquiera supo lo que dije aquella noche, pero me supo a culo porque grabé todo y le mostré las pruebas. Sin esa vaina, ni hubiéramos salido de la casa.

—¡Me lo preguntaste mientras estabas desnuda encima de mí! ¡Eso es jugar sucio!—siguió haciéndose la vistima, pero con prudencia porque él iba manejando.

Escuchamos la carcajada de Ana en los asientos de atrás.

—Coño, Bianca, hiciste el clásico.—fingió limpiarse una lágrima y le tocó el hombro a Lucas.—Ahora me tienes que pagar, no sé que estás esperando.

A regañadientes, Lucazo le entregó 150$ a Ana. Mieeeeerrrdaaaa

Ya va ¿Otra apuesta?

—¿Ahora que fue lo que apostaron?—les pregunté desde el asiento del copiloto.

—Que Logan es igual de estúpido que todos los hombres y caería fácil con tu plan.—me explica mi esposa legal, metiéndose los billetes en el sostén.—Es que ninguno es la excepción, no importa lo mariquito que seas.

—Gracias por ser igual que el resto, hermano.—dijo el cuñis con sarcasmo.

—A mí no me eches la culpa.—se defendió.—Esas medias de encaje son la perdición de cualquiera y ¡Dios! Olía a coco.

Le lancé una mirada pícara mientras le guiñaba un ojo.

—Siempre es bueno guardar aromas tropicales para ocasiones especiales ¿Verdad, Hottie?—me mordí el labio y acaricié su hombro.

—Sigues haciendo eso y doy la vuelta al apartamento.

—No puedes,—me burlé, sacando una carpeta de mi bolso.—firmaste un contrato.

Ana me lo arrebató de las manos con una gran sonrisa, completamente impresionada y a su lado, Lucas leyéndolo con el ceño fruncido.

—No me jodas ¡¿Cómo le hiciste firmar esto?!—exclamó ella, gozando una bola.

Loggie gruñó.

—No puedo decirlo en voz alta...

—¡Vamos! ¡Necesito esos tips para cuando tenga Sugar Daddy y lo haga firmar el testamento a mi nombre!

Pensé que Lucas se arrecharía con eso, en cambio, se molestó por otra cosa.

—¡Hey! ¡Habíamos acordado que si eso pasa, el veinte por ciento es mío!—le reclamó.

Y así fue en todo el camino a la casa de los Harries: Lucas y Ana peleando por el plan del Sugar y Logan con su mariquera de que lo agarré sin todos sus sentidos activos. Yo solo le dije que era sendo marico y puse One Direction en la radio.

En mi cartera estaba envuelto el regalo de Froy, es un chiste interno que tenemos y sé que le va a gustar. Tengo entendido que Ana también le trajo algo, pero no me quiso decir lo que era, lo cual ya me da miedo.

Llegamos rápido a la súper mansión de los Harries, la última vez que estuve aquí me llevaron en una ambulancia porque la maldita Cara e webo me partió una silla en la cabeza, igual disfruté como Teresa le vuela los dientes. El vigilante de la casa nos indicó un puesto junto a unas matas y Logan se estacionó.

Una vez el carro apagado, giró hacia nuestros acompañantes y les lanzó una mirada de advertencia.

—Nada de centauro ¿Quedó claro?

El mariquito de Logan | Logan LermanWhere stories live. Discover now