55.Blondie y el mariquito.

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¿Saben que es rico? Cagar, es una de las grandes satisfacciones que te regala la vida. Además de comer, por supuesto.

Uno puede estar horas en la poceta jugando al Mario Kart mientras el mojón hace acto de presencia, todo es paz y felicidad en el baño.

Menos cuando te das cuenta que no hay papel.

MALDITA SEA, ESE FUE EL CAGÓN DE DEAN QUE SE LO ACABÓ TODO. No viene más a esta casa, caso cerrado.

Ni modo, a salir en pelotas.

Caminé estilo pingüino mientras me tapaba la cuca y salía del baño para buscar el papel en el armario del cuarto. Casi me tropiezo con mis propios pantalones, qué raro yo caída de la mata.

Cuando llegué al closet, veo puras toallas limpias y sábanas ¡¿DÓNDE COÑO ESTÁ EL PAPEL?! ¡NO ME VOY A LIMPIAR COMO TARZAN CON UNA HOJA DE LA MATA!

—... ¿Bianca?

Marico, se me fueron los colores al escuchar a Logan a mis espaldas. Lo miré por encima del hombro, parecía intentar comprender lo que pasaba, pero le costaba trabajo.

—Mira, lo que pasa es que andaba cagando, pero el mamaguevo de Dean se la pasa cagando en este apartamento y no entiendo que hace viniendo a nuestro baño si hay uno para invitados.—empecé a decir super rápido, aún con la mano en mi cuca.—Entonces ajá, no hay papel ahí y lo estoy buscando, pero solo veo toallas blancas y obviamente no me voy a limpiar con eso y de paso, me acabo de bañar y no quiero volver a hacerlo solo para limpiarme el culo y...

—Bianca, el papel está aquí.—me interrumpió, señalando el clóset con nuestra ropa.

Parpadeé.

—¿Khé?

—La señora de limpieza lo colocó al lado de mi loción y tus cremas.—explica, entregandomelo en la mano.

Coño, tendré que hablar con Gladis pa que no mueva mis vainas.

—Gracias, Loggie.—le agradecí y me di la vuelta para regresar al baño.

Aún caminando como pingüino.

—Ese trasero se ve espectacular desde aquí.

Mierda.

¿Logan me acaba de echar un piropo? Se alinearon los planetas.

—¿Ah sí?—me paré para contestarle.—Es más sabroso con mierda a dentro vale.—dije agarrándome la nalga derecha.

Él solo se echó a reír y salió del cuarto para seguir con el almuerzo. Amo nuestra relación asquerosa.

No es por nada, cualquiera piensa que estamos bien y que todo el peo con Froy se olvidó, pero marico, yo lo siento más distante aunque él me lo niegue.

Está herido. Yo causé eso.

Después de hacer cualquier mariquera en el baño y mandarle un mensaje a Dean sobre que tiene prohibido subir, me vestí y fui a la cocina. Ana, como siempre, no hacía un carajo y puro ver Sabrina marico, como que se siente identificada o una verga así.

—¿En qué ayudo?—le pregunto a Loggie pasando detrás de él.

—Ya estoy terminando la ensalada, saca el pollo del horno.—me dijo sin dejar de revolver la lechuga.—Ana ¿Puedes poner la mesa?

Ella lo miró con el ceño fruncido por encima del sofá.

—Papi ¿De qué hablas tú? Vamos a comer aquí en la sala.

—Ana, te recuerdo que vives en su apartamento...

—Nuestro, Bianca.—me corrigió el niño.

El mariquito de Logan | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora