Smooth criminal

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El ascensor del YG Building subía a una velocidad vertiginosa por los casi treinta pisos de su longitud. Las tres mujeres que iban en él apenas lo notaban, y conversaban tranquilamente como haría cualquier grupo de amigas. Actuaban como si no acabaran de robar el equivalente a cincuenta millones de dólares. Porque desde fuera, aquellas tres chicas podrían parecer jóvenes normales, estudiantes de la universidad de Seúl, o la simpática chica que te atendería en el supermercado, pero no lo eran, no lo eran en absoluto.

Kim Jisoo y Park Chaeyoung salieron del ascensor en cuanto este alcanzó la vigésimo novena planta. La más joven de ellas se quitaba los guantes de cuero mientras oía entre risas las ocurrencias de la otra.

-Joder, vaya BMV me voy a comprar con la pasta de ese viejo cabrón - fantaseó, con los ojos brillantes, olvidando la decena de deportivos de su propiedad que ya tenía aparcados en el sótano. Algunos regalos de hombres importantes, otros comprados en tratos poco legales, y el resto, según ella, pedidos prestados para siempre.

-Ay, pues yo quiero ir a Disneyland - continuó Rosé -. ¡Podemos ir todas! ¡Venga, Chu! ¡Siempre hemos dicho que iríamos! - rogó colgándose del brazo de una sonriente Jisoo.

-Sabéis que no podéis gastaros el dinero de una forma tan descarada - discutió la última mujer, la última en salir del ascensor -. Sería sospechoso.

Jisoo se giró, mirando con recelo a su amiga de la infancia.

-Dijo la que lleva bragas de Chanel.

Jennie Kim suspiró quitándose el grueso cinturón armamentístico que colgaba de su cadera y dejándolo caer al suelo sin más ceremonia. Se frotó las sienes dirigiéndose a su habitación, rezando por que a sus compañeras no se les ocurriera poner una de sus películas en la pantalla grande a todo volumen aquella noche, pues su dolor de cabeza no parecía querer marcharse pronto. Aquel viejo había resultado ser más molesto de lo que habían pensado, y había sacado una pistola de su escritorio en cuanto las había visto. Ser descubiertas no había entrado en sus planes. Entrar, abrir, coger el dinero y salir; ese era el plan. Pero no habían tenido en cuenta, o más bien Rosé no había tenido en cuenta, que intentar reventar la caja fuerte con TNT no era la opción más silenciosa. Jennie había tenido que sedar al tipo en cuanto apareció, y casi se lleva un balazo por ello. Después se había visto obligada a vigilar todas las entradas mientras Rosé llenaba las bolsas de dinero y Jisoo hackeaba el ordenador del señor para hacer la transferencia y las cámaras de seguridad.

-No os sintáis mal, chicas, que este tío tiene más pornografía infantil que yo fotos de mi perro - les había dicho indagando en el ordenador con el ceño fruncido.

Jennie fue la primera en entrar al salón, parándose de golpe al ver a aquel hombre sentado en el sofá. Se quedó mirándolo. Hyun Suk no solía subir al piso veintinueve, y si lo hacía, era que algo habían hecho mal. Repasó toda la operación en su mente; no habían dejado huellas ni grabaciones, y el In your area era algo que hacían a menudo y su jefe nunca se había molestado por ello. Lo observó, sin querer hablar primero, sin saber qué decir. Hyun Suk sonreía, pero Jennie nunca había sabido interpretar las acciones de aquel hombre, y no supo como reaccionar a aquel momento. Suerte que Jisoo no tenía tantos problemas como ella.

-¡Hombre, mira quién está aquí! - exclamó -. ¿Tengo que llamarte oppa después de hacerte ganar tal cantidad de pasta?

La joven se dejó caer en su sillón favorito y se quitó las botas, como si no hubiera nadie allí. Jennie desearía tener esa capacidad.

-Tan dulce como siempre, Jisoo - dijo él -. Puedes llamarme como quieras mientras no dejes de manejar tus pantallitas. ¿Te has pasado ya el Pacman?

Professional Killer [JENLISA] Where stories live. Discover now