Flame in my vein

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La vuelta al YG Building había sido cuanto menos divertida. Ambas dando tumbos por las calles, fingiendo estar más sobrias de lo que estaban, tratando sin resultado de caminar en línea recta. Hacía años que Lisa no se emborrachaba así, pues su estricta rutina de adiestramiento jamás se lo había permitido. Pero aquella noche había bajado la guardia, y por eso la realidad la había golpeado de una forma más dolorosa que cualquier puñetazo que hubiera recibido. Le gustaba Jennie. No era ningún secreto que le atraía físicamente, pero aquella noche había pensado que tal vez pudiera tratarse de algo más. Esperaba que se le pasase pronto, de todas formas. Reanudar la amistad con Rosé podía ser, pero no podía implicarse sentimentalmente con alguien que estaba literalmente en el otro bando. Pero claro, con el whisky en el cuerpo aquel pensamiento no llegaba a su mente.

Abrió la puerta del edificio para Jennie con exagerada y cómica caballerosidad, a la vez que la otra reía tontamente. Ambas pasaron por la recepción a hurtadillas, pasando tras un sofá que no las tapaba para nada, ante la atenta mirada del desconcertado recepcionista, que a esas alturas ya estaría avisando a Hyun Suk. Jennie tiró de Lisa hasta el ascensor, como dos adolescentes, cuando les dio un ataque de risa que las dejó tiradas en el suelo. Lisa se sentía como en una montaña rusa en el lento ascenso, y a punto estuvo de vomitar, pero por su suerte, y sobretodo la de Jennie, aquello no ocurrió.

- ¿Por qué hemos parado en la veintisiete? - inquirió Jennie, viendo que el ascensor se detenía y Lisa salía de él con algunas dificultades -. Aquí sólo está la piscina.

- Exacto. Hoy va de experiencias nuevas.

Jennie no sabía si sería buena idea meterse en una piscina con Lisa Manoban, pero tampoco se lo pensó mucho. Encendieron las luces de dentro de la piscina, pero no las de la sala, lo que le daba un ambiente azulado y casi tétrico.

- ¿Dónde estás los bañadores? - inquirió Lisa buscando una taquilla por los alrededores.

- No lo sé - respondió Jennie simplemente, dejando caer al suelo la chaqueta de la otra -. Ni me importa.

Deslizó lentamente hacia abajo la cremallera del vestido, siendo consciente de que Lisa seguía su recorrido con la mandíbula desencajada. Dio un paso adelante dejando el vestido arrugado en el suelo, y quitándose los tacones, aún sintiendo los ojos de Lisa bailando sobre su cuerpo.

- ¿Vas... vamos a...?

- Vamos, Manoban, no me digas que nunca has visto a una mujer en ropa interior.

Lisa se irguió, orgullosa.

- Sí que lo he hecho.

Y vaya si lo había hecho. Pero nunca así, nunca a nadie como Jennie. La coreana parecía esculpida por Miguel Ángel, con curvas y planos perfectamente tallados, con esa piel ligeramente bronceada, escasamente cubierta por el encaje negro. Jennie la miró sobre su hombro, con una sonrisa traviesa, invitándola a hacer lo mismo y seguirla hacia la piscina. "Vamos, cobarde, ha sido tu idea". Se llevó las manos nerviosas y agitadas al nudo de la corbata, pero tiró tanto que creyó que se ahogaría, y sin resultado alguno. Por suerte, Jennie acudió al rescate, a paso lento, casi felino, para deshacer el entuerto que Lisa estaba formando. Se tomó su tiempo en deslizar sus manos por la seda de la corbata, tirando de ella suavemente para atraer a Lisa hacia sí.

- Llevo queriendo quitártela toda la noche - confesó en su oído, provocándole a Lisa una cantidad considerable de humedad en cierta parte de su cuerpo.

Las manos de Jennie continuaron hacia los botones de su camisa, pero Lisa la detuvo a tiempo para no cometer una estupidez y llevarla a rastras hasta las habitaciones.

- Déjame a mí - pidió, con la voz ronca, apartando sus manos con suavidad.

- Voy metiéndome - dijo Jennie, caminando hacia la piscina.

Professional Killer [JENLISA] Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum