Here I come kick in the door

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Aquel edificio parecía cualquier cosa menos lo que prácticamente era, una base militar. Los amplios ventanales (tintados, por supuesto), sus sutiles líneas verticales, su estilizada figura... Podía pasar perfectamente por unas oficinas, o por una televisión. Lisa llevaba casi tres horas en el YG Building; sólo había tenido que decirle su nombre a la recepcionista, y unos segundos después, cuatro hombres enchaquetados le pidieron que los acompañara. La llevaron a uno de los sótanos, donde le quitaron su bolsa y le pidieron que dejara las armas, si las llevaba, en una caja de plástico. Ella, ofendida ante la duda, depositó en ella una pequeña pistola, un puño americano y el cuchillo de su bota, pero no se separó de la navaja que iba pegada a su muslo, por dentro del pantalón militar negro. Los seguratas se miraron entre ellos al descubrir el contenido de la bolsa.

-¿Cómo has pasado esto por las aduanas?

-Me deben algunos favores - contestó ella sin profundizar mucho en el tema, divertida por la reacción de aquellos hombres. Estaba segura de que lo que llevaba en su equipaje haría que le cayeran varios años en cualquier país, pues bajo una capa de ropa, estaba repleto de todo tipo de armas, siendo la más pequeña una especie de púa parecida a una aguja, y la mayor una katana corta. Después de eso, la tuvieron horas realizando más pruebas psicológicas de las que ya había hecho, una revisión médica y una larga entrevista con un alto cargo del YG Building. Hyun Suk no estaba por ninguna parte. Él era el hombre por el que estaba haciendo todo aquello.

La joven se balanceó sobre sus talones mirando a su alrededor. En aquel momento se encontraba junto a un joven de seguridad en un trayecto de ascensor que no parecía acabar nunca. El tipo era bastante callado, y Lisa lo observaba por el rabillo del ojo.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó entonces, con una sonrisa.

Él frunció el ceño, sin volverse a mirarla. Le habían dado órdenes de escoltar a aquella muchacha a la vigésimo novena planta, y él había aceptado encantado con la esperanza de poder ver a Jennie. Sabía perfectamente que era como un animal salvaje; no podías encerrarla, o venía a ti o te olvidabas de verla, y hacía mucho tiempo que ella no lo buscaba. Sopesó si contestarle a la muchacha, pues no sabía si estaba autorizado para ello.

- ¿No me puedes hablar? - adivinó Lisa.

- No estoy seguro.

Lisa decidió jugar con él un rato, y de paso, descubrir algo de las que serían sus compañeras de trabajo desde ese momento hasta que cumpliera su misión.

- ¿Tampoco les hablas a las otras chicas?

Vio como el labio del guardia se curvaba levemente hacia arriba, la expresión que tienen los hombres cuando no quieren hablar de un tema indecente por "caballerosidad", pero su intención es que te des cuenta para alardear de ello. Lisa ocultó su desagrado de una forma magnífica. Si no era buena actriz, no duraría allí ni dos horas.

- Uy, ahí hay algo - presionó ella, fingiendo estar divirtiéndose. Miró al chico de arriba a abajo; no sería mucho mayor que ella, y objetivamente, era bastante atractivo -. Seguro que las tienes locas a las tres.

"La señorita Chaeyoung es amable conmigo", pensó Kai. "Pero la señorita Jisoo me odia, y no hace nada por ocultarlo". Y Jennie... bueno, Jennie era Jennie. ¿Qué hombre no hubiera sucumbido a los encantos de Jennie Kim? Le habían bastado dos sonrisas y una caída de ojos para tenerlo comiendo de su mano.

- Información confidencial - zanjó, pero lisa no iba a darse por vencida tan fácilmente.

- Park Chaeyoung, Kim Jisoo y Jennie Kim - enumeró, leyendo desde el papel que le habían dado abajo, con los nombres de sus compañeras y algunos datos personales, nada importante. Observó las expresiones faciales del chico mientras las mencionaba -. Alguna tiene que gustarte...

Professional Killer [JENLISA] Where stories live. Discover now