All I want is you upon me

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Lisa se dejó caer sobre la cama, agotada. No era un cansancio físico lo que sentía, sino más bien psicológico. Aguantar una cena con sus amigas, Lawan y su hermano no había sido una experiencia que quisiera repetir, sobretodo porque la combinación JisooLawan en la misma mesa que Jennie no había sido una buena idea.

- Recuérdame que no vuelva a hacer esto - rogó mientras Jennie se desmaquillaba delante de un pequeño espejo que había sobre la mesa.

La castaña rió, mirando por el rabillo del ojo a una Lisa fuera de combate.

- Oh, vamos, ha sido divertido.

Lisa se incorporó rápidamente, desconcertada.

- ¿Divertido? Lo habrá sido para ti. Yo tenía que controlar a Lawan, a Sunan y a Jisoo al mismo tiempo.

- Serás exagerada... Lawan es un encanto, Jisoo estaba bien controladita porque Rosie estaba allí y sabe que si se pasa no habrá diversión para ella, y tu hermano estaba bastante callado.

Lisa farfulló. Por supuesto que había estado callado. Culpa suya, por meter a un adolescente de dieciséis años en la misma habitación con las tres mujeres más hermosas que conocía. El pobre había estado toda la cena rojo como un tomate.

- Sí, sólo lo he pillado mirándote el escote unas treinta veces... - gruñó, más celosa de lo que hubiera admitida.

Jennie se giró para mirarla con las cejas alzadas.

- Tiene gracia, porque son al menos diez veces menos de las que te he pillado a ti haciéndolo.

Lisa se sonrojó mientras Jennie se reía de ella. Touché. Las tornas habían cambiado completamente. Ahora era Jennie la que la dejaba en blanco con bromas subidas de tono. Parecía como si antes hubiese una barrera que le impedía conocerla completamente y estuviese desapareciendo. Le gustaba.

Jennie se levantó, se puso frente a Lisa y sacó algo de su bolsillo para enseñárselo. Un cigarrillo. La tailandesa frunció el ceño, no recordaba haber visto a la otra fumando nunca. Jennie se encogió de hombros y se encaminó hacia la terraza, abriendo las puertas correderas de cristal.

- Una vez al año no hace daño.

Lisa la siguió, porque aquella mirada atrás mientras caminaba pedía a gritos ser seguida, y no era ella la que iba a desobedecer los deseos de Jennie Kim. La terraza daba directa a la playa a través de una pequeña verja cerrada, y una suave brisa marina movía levemente el pelo de la coreana. Hacía una noche preciosa, con la temperatura perfecta frente al mar. Se acercó lentamente a la barandilla donde la morena estaba apoyada intentando luchar contra el viento para encender el mechero.

- Déjame intentarlo - pidió Lisa, quitándole el encendedor de las manos.

Jennie no podía dejar de mirarla mientras lo intentaba, al igual que Lisa no pudo apartar la vista de su boca mientras le acercaba el mechero al cigarro atrapado entre sus labios. Dio una profunda calada y expulsó el humo lentamente, casi provocándole a la otra un paro cardiaco. Aquello era, ciertamente, demasiado.

- ¿Cómo lo has conseguido? - trató de concentrarse en otra cosa.

- Jisoo ha ganado todas las partidas de póker de la tarde en el bar del hotel - explicó. Jisoo, con sus cálculos de probabilidades y combinatoria, era casi invencible en cualquier juego de cartas o de mesa -. Todos los señores mayores tailandeses se han quedado impresionados, y como no podían comunicarse para llegar a un acuerdo, le han regalado tabaco, una botella de vodka que ahora mismo es su tesoro más preciado y unos condones que creo que le ha regalado a Sunan...

Professional Killer [JENLISA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora