Here's a letter, from me to you

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Jennie se despertó aquella mañana habiendo dormido mejor que en toda su vida. La mano de Lisa ascendiendo y descendiendo por su espalda por debajo del pijama había hecho más efecto que cualquier nana. Se extendió completamente en la cama vacía, pensando que la rubia se habría levantado temprano para su rutina de ejercicios, y se levantó sonriendo. Se puso unos vaqueros ceñidos y la primera blusa que encontró. Aún le daban vueltas los pensamientos de la noche anterior, todo eso de que su tío quisiera matarla y que hubiera modificado sus recuerdos a su antojo, pero Lisa la quería. Lisa la quería y todo lo demás daba igual. Casi ni se reconocía.

Salió al salón, besando a sus dos amigas que estaban desayunando en la mejilla. Pero ellas no le devolvieron el saludo. Jennie pensó que era extraño. En otra situación, Jisoo y Rosé la hubieran acribillado a preguntas, pero sólo intercambiaron una mirada significativa y la mayor de todas se aclaró la garganta.

- Jen... - comenzó -. No sabemos lo que pasó anoche entre vosotras, pero...

A Jennie se le cayó el mundo encima. No sabía lo que su amiga quería decir, pero no sonaba bien.

- Lisa se ha ido - terminó.

¿Cómo? ¿Cómo que se había ido? ¿A dónde se había ido? ¿Tenía razón Hyun Suk y la tailandesa había jugado con ella?

- Hemos mirado en su habitación y sus cosas no están - continuó Rosé -. Pero ha dejado esto.

La pequeña le tendió un trozo de papel y un pen drive. Jennie abrió la nota atropelladamente y leyó: La contraseña es algo que no recordaba pero que me ha llenado la vida. Si no acertáis en el tercer intento, se destruirá. Gracias por todo. Jennie miró cómo Jisoo metía el pen drive en su ordenador y una pantalla encriptada llenó el escritorio. ¿De verdad se había ido así? ¿Dejando sólo una nota?

- La contraseña son cuatro dígitos o cuatro letras - explicó Jisoo señalando las ranuras libres -. Rosé y yo no hemos querido probar porque hay ochenta y una combinaciones posibles si son sólo cifras, setecientas ochenta y cuatro si son sólo letras, y mil trescientas sesenta y nueve si combina ambas. Nos deja un espacio muestral de dos mil doscientas treinta y cuatro posibles contraseñas. Y eso si no metemos símbolos como asteriscos, porque si lo hacemos la cifra se dispara. Hemos pensado que a lo mejor Lisa te la dijo antes de irse.

- No - musitó Jennie hablando por primera vez -. No sé nada.

Se sentía traicionada por la tailandesa, pero eso no implicaba que no quisiera saber el contenido del pen drive.

- Pensemos - dijo Rosé -. Algo que no recordaba pero que le ha llenado la vida.

- Prueba con "Rosé" - dijo Jennie. Las otras dos la miraron extrañadas -. Lisa os aprecia mucho a las dos, y tu nombre es el único que encaja de los tres.

- ¿Estás segura?

- No, ¿pero qué vamos a hacer?

- ¿No puedes hackearlo y ya está? - preguntó Rosé.

- No, la muy zorra ha usado mi propio software contra mí, no debería habérselo enseñado - Jisoo gruñó -. Puta Lisa, se va cuando empiezo a cogerle cariño. ¿Rosé entonces, no?

Jennie asintió. Jisoo tecleó lentamente y pulsó ENTER. La pantalla enrojeció y dio error. Dos intentos restantes.

- Mierda - maldijo Rosé.

- Vale - aceptó Jisoo -. Miradlo por el lado bueno, ahora sólo hay dos mil doscientas treinta y tres combinaciones. Algo es algo.

Las tres se pasaron el papel de mano en mano, preguntándose qué había querido decir Lisa.

Professional Killer [JENLISA] Место, где живут истории. Откройте их для себя