Espiar está mal

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Había pasado unos días desde esa noche y las cosas se habían calmado un poco, o esa era la sensación que tenía yo. Steve tenía aún heridas de la pelea pero ya estaban cicatrizando, Martha y Benedict se habían marchado ayer hacia Washington, Jonathan y Nancy no eran nada y los niños habían vuelto a la escuela.

Y Billy, bueno, seguía siendo Billy. En el instituto la verdad era que no me hablaba y a veces, cuando le pillaba mirándome no sabía muy bien si saludarle o no, así que mejor me quedaba quieta. Era extraño que después de todo, él haga como si no me conociese de nada.

No tenía ningún sentido, creía que éramos amigos.

En cuanto a mí, había podido retomar mi estricta y segura rutina diaria, nada me hacía tan feliz.

Ahora, como cada jueves, me encontraba en la piscina municipal de Hawkings, porque mis padres me obligaban a practicar un deporte y yo había escogido natación. El agua a mi alrededor me calmaba, aplacaba todo el mundo exterior.

A veces simplemente me hundía hasta sentarme en el fondo y me quedaba allí hasta que necesitaba respirar.

El alcalde de Hawkings, había fundado clubes deportivos porque quería que el próximo medallista olímpico fuera de aquí y lo hiciera famoso, lo oí hablando con mi padre sobre ello y por eso Steve iba a Baloncesto, yo estaba aquí y Martha había sido la campeona estatal de tiro.

- ¡Harrington!- oí el grito del señor Thomson a través del agua y salí. Era el entrenador.

- ¿Sí?- pregunté quitándome las gafas.

En ese momento solo estábamos nosotros y un señor mayor en la piscina. La natación no era muy famosa en el pueblo y eso hacía que me gustara más.

- Dame dos largos más a braza y eres libre por hoy- anunció.

Asentí con una sonrisa. El señor Thomson me caía bien, era una buena persona y siempre era amable con la gente. Nunca me había tratado como si fuera imbécil.

Hice lo que me ordenó bastante rápido y me despedí de él para irme a los vestuarios. Cuando me hube duchado, me encerré en uno de ellos y comencé a cambiarme cuando la luz se apagó.

Sonreí divertida por la situación porque podría desarrollar mi visión nocturna, como si fuera un búho. tanteaba mis cosas en busca de las prendas y me deleitaba pensando en todas las posibilidades que tenía de acertar.

De repente se hizo la luz y alguien abrió la puerta. Me quedé absolutamente quieta porque debían ser del gimnasio, es que teníamos que compartir vestuarios con el gimnasio que había al lado.

- Madre mía, como no me crezca el culo después de esto yo me rindo- reconocí la voz de Carol.

Otra persona rió.

- Vete rindiendo- era Savannah.

- Vete tú a la mierda- respondió Carol- por cierto Tina ¿qué tal ayer?

Oí como resopló.

- Al principio fue raro, pero luego estuvo bien- anunció.

Yo seguía extremadamente quieta, intentando que no se percataran de mi presencia por lo que podría pasar. No solían ser muy amables, aunque no quería escuchar sus conversaciones.

- Cuando llegué estaba leyendo un libro...

- ¿Billy? ¿Leyendo?- preguntó Savannah riendo.

- Os lo juro, era algo de psicología, una cosa de autismo  o algo así, me dijo que era para un trabajo.

Creo que dejé de respirar por unos segundos. Sabía porque Billy estaba leyendo ese libro.

- Bueno, el caso es que al principio estuvo un poco arisco, pero luego cuando se activo, dios mío, fue brutal.

Stranger girl {Billy Hargrove}Where stories live. Discover now