Stranger girl {Billy Hargrove}

Sería otra historia

Cuanto me hubiera gustado que se congelara el tiempo, que nos hubiésemos quedado para siempre en aquella burbuja y que Billy no se hubiera ido de mi lado.

Pero no fue así como siguieron las cosas y por mucho que me gustaría cambiarlo, ya no puedo.

Cuando dijo mi nombre, sentí como una ola de calor y tranquilidad me recorría.

Billy había vuelto a mí.

Puso su mano sobre la mía y la apretó con cuidado.

Las venas púrpuras habían ido desapareciendo, aunque seguía estando más pálido de los normal, sus ojeras se habían recortado.

Yo sabía que todavía no habíamos ganado del todo, pero era muy feliz.

- Estoy contigo Billy, ya ha pasado todo- susurré.

Estaba llorando.

Creo que yo también estaba llorando.

No me resistí más y le abracé con fuerza, me había hecho tanta falta aquello.

Iba a decirme algo porque comenzó a vibrarle el pecho, pero el grito de Once le interrumpió.

Sorprendidos ambos la miramos tendida en el suelo, con la pierna herida, intentando retroceder porque frente a ella estaba el azotamentes.

Se me había olvidado por completo el momento en el que estábamos.

Me di cuenta de que ya no había más fuegos artificiales, se les debe de haber acabado la munición y todos desde el piso de arriba miraban impotentes la escena.

El azotamentes la iba a atacar.

Busqué con la mirada a Steve, o a Jonathan, o a Nancy, cualquiera que me viera y me encontré con los ojos de Robin.

Puse mis manos al rededor de mi boca en modo de amplificador y grité con todas mis fuerzas.

- ¡LA GASOLINA! ¡USAD LA GASOLINA!

Había dos bidones que yo había dejado en el piso de arriba y los demás debían de estar en el coche, pero creo que los dos serán suficientes para empezar.

Giré la mirada cuando noté como Billy se adelantaba unos pasos y cruzamos la mirada por un segundo.

Y vi tanto en ella que me abrumó.

Me vi reflejada en la culpa que sentía, que era la que yo también la tenía y la tengo por lo que pasó con Jules y la culpa te lleva a reaccionar de maneras estúpidas. Estúpido como lo que va a hacer.

Y Billy siempre ha sido un protector. Me protege a mí, a Max, protegió a su madre, pero siempre se olvida de sí mismo.

Y es lo que va a pasar ahora.

Alargué mi mano para intentar volver a tomar la suya, pero se me escapó y solo acaricié el aire.

Vi a cámara lenta como rompía los dos metros que nos separaba de Once al mismo tiempo en el que ella juntaba sus manos, extendiéndolas por delante para defenderse del ataque de azotamentes.

Pero no hizo falta porqué mi novio llegó primero.

Es un momento en el que tus sentidos se agudizan tanto que no sientes nada, no podía oír el jaleo, ni ver más allá de él, ni hablar, ni sentir algo más que miedo y el latido en mi corazón que resonaba por todo mi cuerpo.

- ¡Billy!- grité horrorizada.

No podía creerme que acababa de recuperarlo y lo iba a volver a perder, no estaba dispuesta a que eso pasara.