Stranger girl {Billy Hargrove}

No es culpa mía

Creo que nunca antes me había alegrado tanto de ver a una persona.
Su saludo al entrar rompió por completo toda la tensión que se había ido creando y pude volver a respirar.

- ¡Steve!- exclamé contenta.

- Ese soy yo- dijo entrando en el comedor.

Le necesitaba.

Necesitaba a mi hermano mayor más que nunca, así que no pudo dar dos pasos cuando corrí para abrazarle.

Me había salvado.

- Wow, yo también te he echado de menos- dijo riendo, supongo que algo extrañado, pero me devolvió el abrazo.

Él siempre me devolvía los abrazos.

Sentí que estaba a salvo, que por fin podía descansar unos segundos y dejar de tener miedo, porque estaba temblando.

- ¿Estás bien?- dijo separándose un poco para inspeccionarme la cara- te veo un poco más pálida de lo normal- comentó con una sonrisa.

Yo asentí levemente y él miró a los platos de la cena.

- ¿Estabais cenando sin mí?- preguntó.

Iba a responder, pero Jules fue más rápido.

- Sí, es que Crystal se sentía cansada- se fue a la cocina y volvió con un plato- pero te he guardado este para ti.

- ¡No!

Los dos me miraron a ver.

Steve muy confundido y Jules con media sonrisa porque sabía porqué lo hacía.

Estaba jugando conmigo.

- ¿Qué pasa, Crys?- preguntó mi hermano.

- Eso- concordó "mi primo"- es solo la cena.

Piensa rápido.

- Ya, pero yo no tengo más hambre- dije señalando mi plato del que solo había comido una vez- que se coma el mío.

- ¿Y este, entonces?- preguntó Jules con el plato en la mano- se pondrá malo.

- Pues... ¡me lo como yo mañana!- exclamé.

La verdad era que ya no me fiaba de las comidas que hacía Jules, desde aquel té que me dejó tirada en el suelo.
No quería que mi hermano tuviese la misma experiencia que yo, así que le daba mi plato que ya lo había probado.

Quizás era solo un juego mental del Azotamentes, quizás solo me quiere desquiciar, pero no estaba dispuesta a tomar riesgos.

Y menos con Steve.

Ya me has robado a Billy y a Jules.

Por favor, deja a Steve en paz.

- Está bien- dijo Steve meneando la cabeza y cogió mi plato, mi tenedor (que ya lo había sacado de mi manga) y sin más, se puso a comer con parsimonia.

Me giré para observar a Jules quien no se había movido y seguía manteniendo el plato en alto.
Alargó la mano.

- Pues guárdalo que yo sigo cenando- ordenó con un deje burlón en la voz.

- ¡Eh! ¿Qué hace esa foto en el suelo?- preguntó mi hermano fijando la vista en la foto nuestra que Jules había dejado caer.

- Se le resbaló a Crystal- respondió rápidamente.

Los ojos de mi hermano me miraron, como preguntándome si aquello era cierto.

Y me puse nerviosa.