Stranger girl {Billy Hargrove}

Dígame

Narra Billy

Me desperté cuando Crystal se levantó, pero me hice el dormido.
Casi me delata mi sonrisa cuando sentí sus yemas acariciando mis labios y después un beso en mi nariz.

Dejé de sentir su peso en la cama y después, como abría el cajón de la mesilla, donde había guardado su ropa.

Oí como se volvía a colocar las prendas y de solo imaginármelo tuve que calmarme.

Es que puede ser la persona más tierna del planeta, pero estaba más buena que el pan con aceite.

Y era mía. Mi chica.

No fue nada fácil acostumbrarme a sus rarezas, aprender los tiempos que ella necesitaba, sus horarios, toda esa carreta de necesidades que ella acarreaba.

No fue nada fácil, pero a la vez me gustó. Me sentía realizado al verla feliz y al poder entenderla.

Ay, Billy, quien te viera y quien te ve.

A veces me daba por pensar en lo mucho que me ha cambiado la vida en el último medio año.

Y la máxima responsable era esta señorita rubia.

Y yo que pensaba consagrar mi vida al: sexo, drogas y rock and roll. Bueno, por lo menos puedo conservar dos.

Abrí los ojos un poco para ver que es lo que estaba haciendo. La encontré agachada frente al cajón y con una foto en las manos.

Bueno, no os voy a mentir, lo primero en lo que me fijé fue en que estaba solo en ropa interior. Su pelo caía suelto y totalmente despeinado.

Uff y yo aquí desnudo.

Olvidándome de aquello me centré en la foto que sostenía.

- ¿Qué estás mirando?- pregunté algo ronco.

Se asustó.

Se asustó muchísimo. Tanto que se cayó de culo.

- ¿Está blandito el suelo?- pregunté con burla.

Ella no dijo nada y se levantó de una manera muy torpe, la verdad.

Al ponerse de pie sus ojos quedaron en mí. Os recuerdo que estaba desnudo.

Sus ojos se agrandaron y alcanzó a tirarme un calzoncillo y a darse la vuelta.

Esta chica un día me mata.

- Ponte los calzoncillos, al menos- pidió mirando al techo.

- Hace un momento no te molestaba- dije mientras me los ponía.

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- ¡BILLY!

Se dio la vuelta, sonrojada hasta las cejas y no pude hacer otra cosa que reír.

- Tú me provocas- seguí hablando.

Ella se tapó la cara de vergüenza.