Capítulo 12: Paso en falso.

65.6K 6.1K 6.6K
                                    

Me quedo sentada leyendo el expediente de Ryan Rogers. Un importante ministro de Estados Unidos, no parece tener nada fuera de lo común. Es decir, obviamente tiene cosas ilegales, pero ninguna alerta según lo que nos indicó Joe. Frustrada, lanzo el informe sobre la mesa y Eithan me observa con diversión.

—¿Por qué siento que esto es una pérdida de tiempo? —le pregunto cruzándome de brazos y mirándolo con el ceño fruncido.

—Quizás porque pensaste que todo sería dar golpizas y no es así, Soph —me responde continuando con su lectura.

—Eithan, ya leímos la mitad de los expedientes —le señalo indignada, todo lo que leímos en menos de dos horas— La clave son esos textos extraños.

—De eso se encarga Kraist. ¿Puedes calmarte?

Abro mi boca indignada. Lo último que debes decirme cuando estoy frustrada y con poca paciencia es que me calme. Tras darle unos segundos de mirada asesina, me pongo de pie y comienzo a caminar lejos de él. Escucho como deja la carpeta sobre el escritorio.

—¿A dónde vas?

—¿A dónde crees, niño? —pregunto sin voltear— A conseguir los textos.

Eithan no me dice nada más, posiblemente sabiendo que es inevitable detenerme porque solo será momentáneo y tarde o temprano, me saldré con la mía. Salgo de la habitación sintiéndome un poco mejor por mi casi triunfo en esta discusión, aunque me sentiré mejor cuando traiga los textos y averigüe que dicen.

Al estar parada frente a la oficina de Cameron, sus guardias me observan con recelo. Les indico con mi sonrisa más angelical que quiero ver a su jefe y tras unos segundos, él abre la puerta donde sale Peter, sosteniendo más expedientes aburridos. No habíamos intercambiado miradas desde lo que pasó en el avión y siendo sincera, no sé qué habrá ocurrido con él o si significo algo. Pero para mí solo fue inusual.

—Ahora esto es una guardería —dice con su típica sonrisa, haciéndome entender que ya olvidó lo que pasó y tampoco significo nada. Entrecierro mis ojos en respuesta y le doy una sonrisa falsa, queriendo reírme por dentro.

Cameron cierra la puerta detrás de nosotros y me dedico a caminar con total libertad por su aseada oficina. Hay varios cuadros de pinturas abstractas en las paredes, me pregunto si como en las películas detrás de ellos hay cajas fuertes. Mi pensamiento se encuentra interrumpido cuando él comienza la conversación.

—¿Te gusta el arte abstracto? —me pregunta con una sonrisa pequeña en los labios. Repito, Cameron me parece el ser más inofensivo del mundo. Hasta podría decir que me da un poco de ternura.

—No es mi favorito —respondo guardando mis manos en los pequeños bolsillos delanteros de mi pantalón.

—¿Y cuál es? —vuelve a cuestionar, pareciendo realmente interesado en mi respuesta. Arqueo una ceja.

—No estoy aquí para hablar de arte, Cameron —ahora él se ve sorprendido— Quiero los textos. Podría resolverlos. Mi coeficiente intelectual es bueno —me encojo de hombros.

Cameron sonríe mientras toma asiento en su silla de cuero negra. Cruza ambas manos sobre su escritorio y entonces comprendo cual es mi objetivo en este momento, aun así intento no mirarlo porque se dará cuenta de lo que realmente quiero.

—Lamento no poder dártelos, pero es una especie de código que no entenderías. Ni las personas que contrate pueden hacerlo.

Asiento fingiendo comprensión mientras escaneo su oficina con la mirada, aprieto mis labios y finjo pesar. No puede ser que la única entrada sea la puerta principal.

¿Destinados a estar juntos? (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora