"Ahí, entre el suave perfume de las flores y los relatos de Juliette acerca de su primer semana de clases, las pláticas de Joseph sobre sus nuevos compañeros en el trabajo y el tintineó intermitente de las luces que colgaban del balcón; Benjamin se...
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Ben despertando la mañana siguiente de la pijamada, aah~
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O de las tazas de café al amanecer
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Tomar conciencia de sus propios sentimientos fue algo complicado. Quiso negarlo en un principio, atribuirlo a su adormilada mente que no le hacía pensar las cosas con claridad y tras un par de minutos caminando de extremo a extremo en el corto pasillo de su departamento, Joe tomó la resolución de que todo fue una confusión por su parte y que debía dormir para despejar sus pensamientos.
Sin embargo cuando despertó y vio el rostro de Benjamin aún dormido supo que esa idea no funcionó. Su corazón lo traicionó latiendo acelerado y el rodó hacia el otro extremo tratando de mantenerse alejado del rubio.
Debió haber dormido en su propia cama.
Sin nada de sueño -y con el reloj marcando las seis cuarenta de la mañana- Joe decidió que tal vez un buen café calmaría esa inquietud que sentía dedicándose así un tiempo a solas para aclarar sus propios pensamientos.
Pero su plan se vino abajo.
Un largo suspiro acompañado de pequeños soniditos similares a los de un cachorro atrajo su atención y Joe observó apacible como Benjamin se removía entre las cobijas lanzando un bostezo abriendo esos grandes obres verdes enfocándolo solo a él dedicándole una pequeña sonrisa.
—Buenos días, Joseph.
Pronunció. Y "joder, que Ben tiene una voz grave pero recién despierto es incluso más profunda"
