t w e n t y n i n e

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O de las buenas fechas

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O de las buenas fechas

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Benjamin ajustó el cierre de su sudadera y sopló en sus manos buscando darse calor, esa mañana estaba particularmente fría. Una vez más vio la barda frente a él y en su mente trazó de nuevo los pasos que haría para brincarla: apoyar su pierna izquierda en la protección de la ventana, impulsarse, apoyar su pierna derecha, elevarse con sus brazos, estabilizarse en la cima, usar sus manos como ayuda para el descenso y después de un último salto Benjamin ya estaba dentro del jardín de la casa de Gwil.

Hunter lo olfateó y salió de su casita de madera para saludarlo, jugueteó unos instantes con él y un par de minutos le tomó forzar la chapa de la puerta trasera para poder ser envuelto por la calidez que la pequeña casa le ofrecía.

Estirando sus músculos se quitó los tenis para no hacer tanto ruido y caminó sobre el piso de madera llegando hasta la cama donde Gwilym dormitaba entre las desordenadas cobijas emitiendo un bajo ronquido.

—Eres un caos hasta para dormir —. Susurró Ben viendo como su amigo atravesaba toda la cama haciendo ver ese colchón tamaño matrimonial pequeño comparado con su tamaño.

Carraspeando un poco y después de tomar una respiración, Benjamin dio su saludo matutino con un grito en un suficiente volumen como para retumbar entre las paredes pero no lo necesario como para despertar a los vecinos.

—¡Feliz cumpleaños, Gwilym Lee!

En completo estado de alerta, el hombre se despertó con los latidos acelerados mirando a todos lados confundido; su cabello estaba enmarañado, sus ojos irritados apenas y podían enfocar en la oscuridad de la habitación y sus manos se pusieron en posición de defensa. Fue la risa jovial de su amigo lo que hizo que bajara los brazos suspirando con notorio alivio.

—¿Benjamin? ¿Cómo mierda entraste a mi casa?

—Por la puerta trasera.

—Joder, Ben. ¿Sabes que es de muy mal gusto irrumpir en casas de personas ajenas? ¡Ahora mismo podría demandarte!

Benjamin volvió a reír ante el tono irónico que su amigo empleó y se coló entre las cobijas buscando un espacio a lado de él.

—Quería darte una sorpresa de cumpleaños.

—Diabetes, Ben. Eso es lo que me diste de cumpleaños.

—Es solo un susto comparado con todos los que tú me has dado.

Luces en el balcón || BenHardy x JoeMazzelloWhere stories live. Discover now