"Ahí, entre el suave perfume de las flores y los relatos de Juliette acerca de su primer semana de clases, las pláticas de Joseph sobre sus nuevos compañeros en el trabajo y el tintineó intermitente de las luces que colgaban del balcón; Benjamin se...
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E P Í L O G O
O de las familias
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Samuel corrió agitando con su mano el avión de madera que sus papás le compraron la semana pasada. Lo alzó ante sus ojos y balbuceó cosas intendibles haciendo después un sonido similar a las turbinas. Luego, volvió a correr.
El avión despegó del jardín, el niño sintió bajo las plantas de sus pies la sensación del pasto, rodeó el árbol y Frankie lo siguió moviendo la colita resguardando su vuelo. Sammy subió las escaleras del porche con algo de dificultad pues en su mano derecha llevaba su juguete y cuando entró a la casa ondeó su brazo haciendo que el avión surcara los cielos de la sala esquivando las montañas/sillones con destreza e ignorando el hecho de que sus papás estaban viendo la televisión y él cruzaba de un lado a otro pateando los cojines sobre la alfombra.
El pequeño se detuvo siendo atraído por los sonidos del programa que sus papás estaban viendo y Frankie prefirió echarse en la alfombra. Samuel señaló la televisión cuando una música contagiosa sonó y agitó sus manos recordando entonces que tenía su avión. Su dedo índice hizo girar las turbinas y el niño, de dos añitos recién cumplidos, movió sus piernas emocionado corriendo segundos después.
El avión giró a la derecha y Samuel juntó sus labios haciendo el sonido de prrr salpicando un poco de su saliva alrededor. Pasó por detrás de los sillones y chocó con Juliette haciendo que su avioncito de madera cayera al suelo.
—Ops... el avión sufrió un accidente —. Le dijo su hermana tomándolo con apuro —. Toma, Sammy. Ten más cuidado.
Samuel respondió un "gracias" con su voz infantil y un poco mal pronunciado y vio como su hermana subió las escaleras. El niño dio un sonidito de felicidad pues Juliette le había acariciado su cabello y el pequeño amaba cuando ella hacía eso.
El avión volvió a despegar pero el vuelo solo le duró unos segundos pues vio su vasito con jugo sobre su silla. Samuel suspiró sintiéndose sediento. Ser piloto de avión era muy cansado.
Parándose de puntitas el niño se estiró logrando tomar su vaso. Era color amarillo y tenía un diseño de Winnie the Pooh que le encantaba. Bebió de su jugo y balbuceó algunas cosas —¿tal vez una canción?— dando vueltas alrededor de la mesa.
Los niños de dos años tienen periodos cortos de atención, se inclinan por aquello que atrapa su mente y en cuestión de segundos van hacia él. Sammy es así. Sammy ve algo y va por ello. Sammy vio papeles sobre la mesa, colores y un bote con muchos colores, así que se subió a una silla para poder apreciarlos mejor.
