"Ahí, entre el suave perfume de las flores y los relatos de Juliette acerca de su primer semana de clases, las pláticas de Joseph sobre sus nuevos compañeros en el trabajo y el tintineó intermitente de las luces que colgaban del balcón; Benjamin se...
Aclaraciones: Capítuloubicado desde la infancia de Joe, hasta siete años antes del primer capítulo.
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O de los besos con sabor a helado de chocochispas
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Cuando estaba en secundaria Joseph leyó acerca de la leyenda del hilo rojo del destino en uno de sus libros de literatura, la cuál dice que existe un hilo invisible que conecta a aquellas personas que están destinados a encontrarse sin importar tiempo, lugar o circunstancias, el hilo puede enredarse o estirarse, pero jamás romperse.
Mientras que a sus compañeros les pareció un tanto boba, sus compañeras creyeron que era una visión demasiado romántica del amor y del destino. Joe podía incluirse en el segundo grupo.
Joseph se considera a sí mismo como alguien demasiado sentimentalista y emocional; alguien transparente con su sentir. Si era feliz, lo expresaba mediante carcajadas, cuando se frustraba era notorio por su rostro compungido y siempre fue pésimo tratando de ocultar sus lágrimas.
Con el tiempo aprendió –de muy mala manera– que existen personas que se valen de la pureza de los sentimientos y las utilizan como armas en tu contra, entonces Joseph decidió que el mundo no tenía que enterarse de sus malos y tristes momentos; mientras él los hiciera reír, eventualmente el reiría y entonces estaría bien. Vaya forma de pensar.
Sin embargo dentro de él aun existía un corazón que dejaba que sus sentimientos fluyeran a raudales emocionándose por cosas simples o entristeciéndose por tratos injustos. Por eso no pudo evitar emocionarse después de leer la leyenda acerca de la persona a la que estamos destinados.
