"Ahí, entre el suave perfume de las flores y los relatos de Juliette acerca de su primer semana de clases, las pláticas de Joseph sobre sus nuevos compañeros en el trabajo y el tintineó intermitente de las luces que colgaban del balcón; Benjamin se...
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O de la Navidad
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—¿Qué de bueno han tenido tus días últimamente?
Joseph escuchó la pregunta y suspiró tirándose sobre el colchón de su cama. Miró el techo; al fondo escuchó a Juliette desde la sala cantando villancicos navideños de la película que estaban televisando y un sentimiento amargo inundó su estómago. Su padre aguardó en la línea y tras unos segundos de silencio volvió a hablar.
—Bueno tu silencio me lo ha dicho todo, Joe.
La bondadosa voz de su padre provocó que sus ojos se humedecieran y comprobó una vez más la importancia que tenía la familia en su vida. Estar lejos de ellos en una fecha tan importante le ofuscaba el corazón y si a eso agregamos el lío emocional en el que se encontraba inmerso la situación no se ponía mejor.
Estos últimos días alejado de Benjamin provocaron en él y en su hija un reacomodamiento en sus sentimientos y Joe no podía pasar por desapercibido la sensación de desolación que lo albergaba. Ahora podía comprender totalmente la posición de Ben y sabía que el menor necesitaba de tiempo para tratar de poner orden a sus propios líos, que no estaba en su mejor situación emocional y que de seguir con su relación solo iban a acarrear problemas a corto, mediano y largo plazo.
Comprendió también que el amor nunca es suficiente; que se necesita algo más y eso es paz consigo mismo. Y Benjamin —e incluso él— aun no la lograban alcanzar.
—¿Qué de bueno han tenido mis últimos días? —repitió Joe la pregunta que su padre le había hecho —. Bueno... puedo decir que estoy aprendiendo varias cosas.
—¿Qué tipo de cosas, Joe?
—A como lidiar con los terribles 7 de mi hija y a manejar ciertos situaciones—. Se sinceró.
—Cuando no son los terribles dos años, son los terribles tres, los terribles cuatro y así por el resto de su vida. Nunca terminas de aprender a ser padre, Joe —aconsejó y sonrió enternecido —. Respecto a lo otro... ¿Tiene que ver con Ben? Julie nos dijo en la video llamada que estaba triste porque han pasado muchísimas lunas y no lo ha visto; a Virginia y a mí nos ha parecido extraño.
Tuvieron una video llamada por casi dos horas debido al festejo de la cena de Noche Buena; los cuatro hablaron todo ese tiempo compartiendo recuerdos y anticipando la llegada de Santa Claus en el departamento de Londres; después Joe le permitió a su hija pasar tiempo de charla con sus abuelitos mientras él preparaba unas cosas para la cena que tendrían en unas horas y Mazzello estaba seguro que de nueva cuenta la boca de su Juliette no tuvo filtros al hablar.
