2.- Agua fría

617 35 24
                                    

- ¿Irene? ¿Hola? Que solo te he preguntado por Pablo - dijo algo confusa Inés.

No quería hablar de ello especificamente con ella. Si le contase lo que pasó entre Pablo y... definitivamente no podía hacerlo pero, qué más daba ya, al coletas no le importó mucho acostarse con otro.

- Verás.. ya hace unos meses que estamos separados - comenzó a explicar Irene.

- No tienes que contármelo si no quieres, actualmente somos rivales políticas. Entiendo que no te sientas cómoda para hablar de esto conmigo.

- N-no, no es eso. Te lo contaré, pero debes prometerme que no se lo dirás a nadie.

Inés, sin comprender muy bien a qué venía tanto secretismo, afirmó con la cabeza. Entrelazó sus manos con las de Irene y la miró a los ojos. Nunca nadie había confiado en ella para escuchar sus problemas, en su partido cada uno va a la suya, excepto 2 o 3, entre ellos Carrizosa, quien estaba enamorado hasta las trancas de ella y le acompañó desde que se casó con Xavi, pasando por la muerte de este y hasta ahora se ha mantenido a su lado. Por ello su corazón se sobrecogió al ver que Irene confiaba en ella.

- Hace cosa de 8 meses pillé a Pablo en nuestra cama con Pedro.

- ¿Sánchez? - preguntó Inés.

- El mismo. Dejó el Falcon aparcado en el jardín de nuestro chalet y nos jodió el cesped.

- Vaya cuanto lo siento yo..

Las palabras de Inés fueron interrumpidas por el sonido de un teléfono. Carrizosa le estaba llamando. Estaban teniendo problemas en Cataluña, el President Legítim había hecho un movimiento, envió a Torra a propagar el adoctrinament. Por suerte la situación estaba bajo control pero Arrimadas no se quedó tranquila. Aquella noche tenían una gala especial a la que irían todos los partidos. No sabía qué hacer pero Carrizosa le animó a ir.

- ¿Quién era? - preguntó curiosa la de Podemos.

- Un buen amigo. Al parecer las cosas en Cataluña se están complicando. Quizás debería volver y.. - Arrimadas entró en un bucle del que parecía difícil sacarla.

- Para el carro, tranquila. Necesitas un respiro. ¿No vas a ir a la gala de esta noche? No es mi rollo pero si tú vas quien sabe, igual me animo a ir.

A la líder de Ciudadanos se le iluminó el rostro. No quería admitirlo pero le hacía ilusión.

- Iré solo si vienes conmigo.

Rieron durante unos minutos hasta que miraron la hora: las 19:30. Irene ya llegaba tarde, el tiempo pasaba muy rápido en compañía de Inés. Había algo en ella que despertaba su curiosidad. No sabía qué era pero definitivamente se propuso descubrirlo. Se ofreció a acompañarle por el camino, no sin antes discutir por el hecho de que la de C's se sentía culpable de que por su culpa había retrasado a la portavoza de UP.

Por el camino hablaron de Madrid, Inés era prácticamente nueva allí, había estado alguna que otra vez en actos de su partido pero su trabajo en Cataluña ocupaba gran parte de su tiempo. Irene se ofreció a enseñarle la ciudad un día de esos. Finalmente llegaron a su destino. Era el apartamento en el que actualmente vivía Montero.

- Ahora ya sé donde vives - dijo la de C's - ten cuidado.

- ¿Quieres subir?

- Eh, n-no, no - dijo algo nerviosa la de Ciudadanos, esa no se la esperaba - tengo que irme ya, hay unos asuntos de los que debo encargarme personalmente pero nos vemos esta noche. ¿A las 21:15 te parece bien?

- Me parece perfecto.

Inés se despidió de Irene con un beso en la mejilla y retomó el camino de vuelta a casa. Debía darse prisa si quería zanjar ese asunto cuanto antes para poder arreglarse para la noche. Casi se pierde un par de veces, tuvo que parar de vez en cuando para comprobar que la calle era la correcta para poder continuar.

De pronto se chocó con una extraña mujer encapuchada que parecía tener prisa pues la embistió con tal fuerza que casi pierde el equilibrio. La mujer se retiró la capucha y pudo ver de quién se trataba: Cayetana Álvarez de Toledo. Al parecer tenía prisa porque pronto anochecería, antes de irse le dijo unas palabras a la confusa líder de C's:

- Lleva cuidado, pues la noche es oscura y alberga horrores.

Dicho esto desapareció como alma que lleva el diablo dejando desconcertada a Inés quien pensó: "no sé. Le dará miedo la oscuridad." De todas formas tenía razón, comprobó su teléfono, tenía un par de mensajes de Irene, pero no recordaba haber intercambiado números.

- Avísame cuando llegues a casa. Quiero quedarme tranquila.

Le contestó inmediatamente:

- Estoy llegando, no te preocupes. ¿Se puede saber cómo tienes este número?

- Te dejaste el móvil en la mesa. Lo tienes sin pin de seguridad tuve que hacerlo.

- Serás... espero que no hayas entrado a nada más que eso.

- Tranquila solo añadí mi numero a tu lista de contactos.

La dejó en visto. Cuando se disponía a guardar el teléfono recibió otro mensaje:

- Estoy deseando verte esta noche.

Sonrió al instante tras leerlo. Dudó unos momentos sobre qué contestar y finalmente guardó el teléfono. Ya estaba en casa y necesitaba mantener toda su atención en lo que tenía que hacer. Puso sobre la mesa una montaña de documentos que no parecían tener fin. Tras una hora lo dejó, no encontraba una solución y el tiempo le pisaba los talones.

Cogió el teléfono. Eran las 20:50 y todavía no había empezado a prepararse. Entró al chat de Irene.. todavía no le había contestado. Pero tenía que avisarle.

- No quisiera dejarte con las ganas pero se me ha hecho tarde. Vamos a hacer esto: te paso mi ubicación y me haces compañía mientras me arreglo.

No pasaron ni 3 minutos y ya la había contestado:

- En cero coma me tendrás allí.

Vaya, si que tenía ganas de verla. Sonrió y dejó de nuevo el teléfono. Ya había terminado casi con el maquillaje cuando sonó el timbre. Fue directa a abrir. Era ella. Estaba preciosa en aquel vestido negro. La invitó a entrar y fueron directas a la habitación. Todavía le quedaban unos detalles y vestirse. Irene miraba como se pintaba los labios, se dio cuenta de que le despertaba un extraño deseo de besarla. Salió del baño y se sentó en la cama.

Inés salió del cuarto de baño en ropa interior para recoger el vestido que estaba sobre la cama justo al lado de Irene. Esta tuvo que apartar la mirada, de pronto en esa habitación hacía demasiado calor para ella. Inés se inclinó al lado de ella para alcanzar el vestido. Irene notó como su respiración se entrecortaba. Una vez en sus manos se vistió. Ya estaban listas.

- ¿Vamos? - preguntó la de C's.

- ¿Puedo ir un momento al baño?

- Claro, te espero en la entrada - dijo Inés.

Necesitaba lavarse la cara con agua fría y se preguntaba si ella se habría dado cuenta. Una vez se había calmado salió. Allí estaba ella, apoyada en la pared, esperándola impaciente. Estaba preciosa en aquel vestido blanco.

Por la Moncloa - IRENESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora