8.- Voy a morir rodeada de idiotas

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Al llegar fueron recibidas por Albert y Begoña. Estos informaron a Inés de todo lo que había pasado en su ausencia en el Congreso. Las conspiraciones y los conflictos internos en su propio partido. No tuvieron ni un descanso. Al llegar al Congreso tuvieron que despedirse. Irene debía reunirse con los miembros de su grupo parlamentario e Inés cumplir con sus obligaciones.

Llevaban un paseo acelerado por los pasillos del Congreso. Albert dirigió a Inés hasta su despacho. Puso su mano sobre la espalda de Arrimadas y la invitó a entrar primero. Tras cerrar la puerta comprobó que nadie los escuchaba. Recorrió todo el despacho buscando a saber qué. Ante los incrédulos ojos de Inés que no entendía qué hacía este hombre con su vida.

- Albert, que en el Congreso tenemos seguridad. - La de Ciudadanos se sentó. Apoyó la barbilla sobre el puente que había creado con sus manos, a la espera de que Rivera se explicara por fin. - Deja de hacer de CSI y cuéntame qué ha pasado. - Se acomodó en su silla, apoyando por completo la espalda en ella.

- Verás. - El de Ciudadanos no sabía por dónde empezar. - Estamos perdiendo apoyo. Girauta te ha traicionado.

- Te dije que no se lo contaras. - Arrimadas le lanzó una mirada llena de reproche. - Que sí lo hacías supondría nuestro fin. Y aún así tú..

- No les podía mentir. - El de Ciudadanos apoyó ambas manos sobre la mesa. - Tenía que hacerlo. - Inés ladeó la cabeza, apartando la mirada de él. Sin ocultar su decepción. Cerró los ojos y suspiró. Ya no se podían cambiar los hechos.

- ¿Dónde está Begoña? - La de Ciudadanos la buscaba con la mirada pero no se encontraba allí. Se había esfumado en algún momento de la conversación. Es como si se hubiera convertido en ceniza y se la hubiera llevado el viento, no dejó rastro.

- Hay que pedir audiencia para poder verla. - Toni intervino. - Se cree aquí la Duquesa de Sussex.

- ¿Cuánto llevas aquí? - preguntó extrañada Inés.

- No me habéis detectado porque me hago invisible. - Susurró el de Ciudadanos. - Me muevo muy despacio y soy indetectable.

- No. - Arrimadas puso los ojos en blanco y se mordió el labio inferior. Estaba rodeada de idiotas.

- ¿Tú qué haces aquí? - Rivera estaba a la defensiva.

- Estoy decidiendo a quién apoyar. - Rivera bajó la mirada orgulloso. No había duda de que era un ciudadano ejemplar. Por otro lado, Inés resoplaba desde su posición.

- Bueno ya está bien. - La de Ciudadanos dio un golpe a la mesa. - No vamos a ninguna parte. Fuera de aquí. - Había llegado al límite de su paciencia. Como siempre, le tocaba a ella encontrar la solución.

Ante la reticencia de los ciudadanos, les hizo una seña con ambas manos para indicarles que se fueran de allí. Dudosos salieron de allí. Suspiró una última vez, con los brazos apoyados sobre la mesa y la cabeza baja. La solución no llegaría al instante por lo que decidió relajarse mirando las redes sociales. Le gustaba mucho utilizar Instagram así que se decantó por esta primera antes que Twitter. Deslizó para desbloquear el móvil y entró en la aplicación. Pasaba las historias a una velocidad que ni el Falcon de Sánchez. No dejaba de pensar en todo el trabajo que tenía que hacer ella sola. Dejó las historias. Deslizando hacia abajo se encontró con el perfil de Irene en recomendados. Había subido una historia. La curiosidad pudo con ella y pulsó sobre él. Era una foto suya en la cafetería a la que fueron juntas. Salía preciosa, tenía un perfil muy bonito y la luz procedente del exterior que entraba por la ventana le favorecía. La imagen iba acompañada de una canción. Subió el volumen del teléfono para poder escucharla.

Me gustaría inventar un país contigo, para que las palabras como patria o porvenir, bandera, nación, frontera, raza o destino tuvieran algún sentido para mi.

Se le dibujó una pequeña sonrisa. Irene siempre pensaba en ella.

***

Mientras tanto en una reunión podemita...

- Irene. - El tono empleado por la mujer era firme. - Si estamos todas aquí hoy es porque hemos pensado que ya es hora de que tomes el control del partido.

- Pero qué estás diciendo, Noelia. - La de Podemos trataba de quitarle hierro al asunto. La risa se esfumó al ver las miradas serias de sus compañeras. - ¿Que me lo estáis diciendo en serio?

- Creo que necesito un poco de aire. - Irene se levantó. - Ahora vuelvo.

De verdad lo necesitaba. Ella presidenta.. nunca se le había pasado por la mente. Estaba en otro momento de su vida en el que esa no era su prioridad. Inmersa en sus pensamientos paseaba por los pasillos buscando la salida, sin prestar atención a su alrededor. El bullicio la ayudaba a mantenerse en su mundo. Al llegar a la puerta la abrió apoyando el hombro izquierdo sobre ella. La luz le dio de lleno, le costaba abrir los ojos. Miró a los lados y se decantó por ir a la derecha. Llámalo intuición.

No dejaba de pensar en lo que le habían propuesto. Dirigir Unidas Podemos... a Pablo no le iba a hacer ninguna gracia. Se aferraba al cargo con uñas y dientes. Tal para cual con Pedro. No se dio cuenta hasta que se vio encima de ella. Casi embiste a la de Ciudadanos. Por suerte iba bien de reflejos y la sujeto por los brazos a tiempo, evitando que esta cayera al suelo.

- Mira a ver. - Lejos de la reacción que se esperaba Irene, la de Ciudadanos sonreía.

- Lo siento. - Más que por casi arrollarla se estaba disculpando por lo que podía llegar a pasar si aceptaba la propuesta de su partido.

- Que no ha sido nada. Exagerada. - Irene vio como Inés se mordía el labio intentando no sonreír. Eso lo hacía el doble de sexy. Cómo decirle a Inés que pronto se convertiría en una de sus principales rivales por la Moncloa... no podía hacerle eso a ella. A ella, que había confiado abiertamente sus problemas, que había compartido momentos... momentos. Se puso roja.

-Inés.. yo.. - se apoyó en una de las paredes del Congreso. No podía mirarle a los ojos. - Tengo que contarte algo. Pero no te alteres, no es seguro.

La expresión de Arrimadas había cambiado en cuestión de segundos. El rostro dulce había desaparecido, dando paso a uno más serio. Irene había invocado a Inés Arrimadas, la política. Dijera lo que dijera a continuación iba a ser rebatido, discutido y traería cola. Vamos que si la traería.

- Me han propuesto ser la líder de Unidas Podemos. - Irene tragó saliva antes de mirar a la de Ciudadanos. Se encontró con una mirada impenetrable. Había cruzado los brazos y adoptado una postura defensiva. - Esto no tiene porque cambiar nada. - Dijo en un intento de solucionar el lío en el que se había metido. Pero ya no había marcha atrás. La había liado y tenía que asumir las consecuencias.

Parece que ese no era el día de Inés. Primero su partido. Ahora Irene. Se sentía sola.

Por la Moncloa - IRENESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora