7.- Ella es mí presidenta

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Irene observaba como la de Ciudadanos discutía con el hombre de las crocs. Por otra parte Carrizosa se encontraba al teléfono. Contemplaba la escena desde el punto de vista de un espectador. Le había quedado claro que Cataluña no era su terreno. No veía la hora de volver a Madrid y abandonar aquella ciudad de locos.

- ¡¡Abran paso a la Guardia Civil!! - un grupo de 4 hombres uniformados se abrió paso arrollando al grupo de curiosos que se había formado en la entrada. Se acercaron a la pareja de Ciudadanos. Inés tenía la situación bajo control. Esta les explicó lo sucedido y acto seguido procedieron a detener a los Guardianes de la República, como se hacía llamar el grupo.

- Yo traigo mis esposas de casa - dijo Rufián todo digno.

- Això no quedés així. ¡¡Llibertat presos polítics!! - gritó el más mayor del grupo.

- Anda, calla ya pimpin, - uno de los guardias empezaba a ponerse nervioso - que como se me crucen los cables te meto un placa que te noqueo.

El grupo de rebeldes no se rendía. Los guardias tuvieron que llamar a los refuerzos. Algunos de los curiosos se rebelaban con ellos y les costaba mantener el orden. Empezaron a tirar vallas y quemar contenedores en la calle. La situación era incontrolable. No tardaron en llegar los mossos que pusieron orden en un momento.

- ¡Mi señor! ¿¡Qué hacemos con la impresora!?

- Yo.. soy.. español - dijo la impresora.

- Nos la llevamos a la oficina. Es patriota.

Media hora después la paz volvió a la sede del partido naranja. Los curiosos se habían dispersado y el hombre de las crocs se fue a la busca de los Titanosaurios. Solo quedaban ellos tres.

- He llamado a Lorena mi señora. Ya puede marchar tranquila. - "Mi señora", Irene rió para sus adentros.

- Muchas gracias. No sé que haría sin ti compañero.

Arrimadas se acercó a Irene y rodeó su cuello con sus brazos. "Qué hace esta loca" pensaba la de Podemos. Se acercó a su oído para susurrar:

- Le he cogido prestadas unas esposas a uno de los guardias. - Dejó escapar un suspiro en su oído que hizo estremecer a Irene. Genial. Se había convertido en el juguete sexual de Arrimadas.

- Va, venga, despejando que he quedado con María José - dijo Carrizosa.

Una vez Arrimadas terminó de organizar las cosas en la sede catalana del partido fueron a por el coche. Esta vez el camino fue más tranquilo. Era de día y se podían ver algunos ciudadanos de a pie. Se fijó en los espacios públicos, llenos de lazos amarillos. Arrimadas se detuvo en alguna ocasión a retirar alguno. Irene la imitó, pensó que sería alguna costumbre rara.

Ya en el coche por fin pudieron encontrar un momento de paz. La de Ciudadanos se acercó peligrosamente a ella. Deslizando su mano por su brazo, desde su hombro hasta su muñeca, donde se detuvo. Escuchó un clic. Veía como Inés sonreía de una forma un tanto peculiar. Bajó la mirada. La de Ciudadanos la había esposado a la puerta del coche. Estiró la mano pero fue inútil. No podía moverse de allí.

- Llevo todo el día esperando por este momento - dijo la de Ciudadanos. Montero quería replicar pero la boca de Inés se lo impidió. Fue un beso largo, interrumpido de vez en cuando para dejar escapar algún suspiro de placer. A pesar de lo surrealista que fuera que Arrimadas la hubiera esposado, disfrutó de ello.

- Oye... ¿qué tal si me quitas esto? - dijo señalando con la cabeza las esposas. La de Ciudadanos dudó unos segundos para finalmente retirárselas. La de Podemos aprovechó que esta había bajado la guardia. Con la misma sutileza que había empleado antes Inés, recorrió cada tramo del cuerpo de Arrimadas con sus manos, tomándose el tiempo necesario para disfrutar, no tenía prisa. La de Ciudadanos dejaba escapar algún suspiro de placer con el paso de Irene. Elevó los brazos de Inés con ambas manos mientras la besaba y otra vez el sonido de las esposas al cerrarse. La líder de la formación naranja se retiró. Bajó los brazos. Su mirada era inocente.

- Quítamelas. - Inés le dio un golpe suave en el hombro con las manos esposadas.

- ¿No querías jugar? - La de Podemos arqueó las cejas. Se acercó un poco más a ella para dejar un beso en sus labios.

***

Mientras tanto en el Congreso...

Por los pasillos se empezaba a especular que la nueva líder de la formación naranja estaba perdiendo apoyos. Cada metro que avanzaba podía escuchar como cuchicheaban a sus espaldas y callaban a su paso. Sin duda estaban planeando revelarse contra ellos.

El número dos de Ciudadanos, Albert, cerró la puerta del despacho tras de sí.

- Están tramando algo. No tengo pruebas pero tampoco dudas.

- ¿Qué no tienes pruebas? - Girauta dio un golpe a la mesa - ¡Sí de lo único que se habla es de derrocar a Inés!

La reunión de la ejecutiva no estaba yendo según lo previsto. Empezaba a ponerse nervioso. Era un hombre de culo inquieto por lo que no se podía estar sentado en su silla y ya se había recorrido 3 kilómetros dando vueltas por el despacho.

- ¿Y mi bandera? La necesito para cuando me pongo nervioso. Y ahora mismo estoy muy nervioso.

- Los aquí presentes hoy estamos de acuerdo en que tú serías mejor líder. - Girauta hizo un gesto con la mano para señalar al resto: Toni, Melisa y algunos más.

- No lo quiero. Ella es mí presidenta. - Albert se puso serio.

- Los de Podemos quieren investir a Montero. No podemos permitirlo. - Esta vez quien intervino fue Melisa. Nunca había soportado a Irene y la idea de que fuera presienta le producía rechazo.

- No solo eso. El PSOE tiene dos frentes abiertos. - Toni comenzó a explicar. - Por un lado, están planeando el retorno de Sánchez. - Roldán sacó unos papeles y buscó con la mirada la información que quería transmitir. - Hemos detectado que se han hecho varias reservas del Falcon y su destino era Cataluña. - Puso los papeles en la mesa y señaló un punto concreto. Melisa los cogió para leerlos. - Por otro, los hay que quieren hacer un tándem Pedro-Pablo. Preferiría que me gobernara Montero antes que estos dos.

- Y el PP quiere que vuelva Soraya. - Dijo Girauta. - Ese sería nuestro fin.

Albert los miraba con rechazo. Le estaban proponiendo traicionar a Inés. A su presidenta. A su amor secreto. Lo pensaba y no se veía capaz. Vale que era una veleta pero por Arrimadas se convertía en boomerang.

- No puedo hacerlo. - Albert se sentó. - La amo.

El grupo de Ciudadanos lo miraban en silencio. Se miraban entre ellos. Sabían que no podían hacer nada y a la vez no se podían rendir.

- Tendremos que confiar en el conflicto interno del PP. - Toni rompió el silencio. - Su apoyo está dividido entre Cayetana y Soraya.

La coversación fue interrumpida por el sonido de un teléfono. Rivera se disculpó y salió del despacho. Buscó una zona aislada y discreta en la que no pudiera ser escuchado.

- Inés.. tienes que volver ya.

- Sí eso te iba a decir. Que vuelvo hoy. - La de Ciudadanos carraspeó. - Salimos ahora de Barcelona.

- ¿Salimos? ¿Tú y quién más? - La conexión empezó a fallar. La cobertura en el extranjero no funcionaba muy bien.

- ¡Irene! - Se escuchaba fatal, la líder del partido elevó la voz. Lo típico que hacemos cuando no nos oyen. - ¡Escucha! En unas horas estamos allí. - El de Ciudadanos empezó a escuchar música.

Aquí yo me pienso quedar. Aunque te moleste tener que mirar. Que tú ya sabes no puedes tocar. Yo no quiero na yo he venido a bailar. Me solté el protocolo. Todo lo hago a mi modo. No pienso, no controlo. Ya te lo dije que de aquí yo no me voy.

- ¿Inés? - El de Ciudadanos repetía su nombre al no recibir respuesta por su parte. Escuchó un suspiro al otro lado de la línea. - ¿Todo bien por ahí?

- S-sí. Todo bi-en. - Se escuchó un golpe. La música había parado y ya podía escuchar mejor a Inés. Tenía la respiración agitada, le pareció extraño.

-Aquí las cosas no van nada bien Inés. Intentan de... - la llamada se cortó.


Por la Moncloa - IRENESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora