20.- Mi novia es de derechas

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Irene le había pedido tiempo. Tras la fuerte discusión que mantuvieron en aquel bar las cosas se tornaron tensas. Acostumbrada a la invasión de la madrileña, el piso se le hacía inmeso. Raro, ya que había vivido sola durante unas cuantas semanas antes de todo, antes de Irene.

Se respiraba el aire de la independencia. Otra vez sola. Se escuchaba el silencio. Asfixiante y cómplice. Se acordó de Albert. Él sí sabía apreciar un buen silencio pero ella, a ella le encantaba hablar, debatir y compartir su vida con... con quién.

Cerró la puerta de su habitación. Desbloqueó el móvil para ver Twitter e Instagram, dio un par de Rt antes de llegar al sofá. Lo miró, vacío. Imágenes de Irene picandole, de risas y conversaciones, discusiones políticas zanjadas en besos. Tiró el teléfono al sofá, resoplando, y se fue a la cocina. Sacó una botella de vino, que guardaba para emergencias sentimentales, con la botella en la mano derecha y la copa en la izquierda volvió al salón.

Cinco copas después estaba llorando, planteándose seriamente qué estaba haciendo con su vida. Por qué Irene Montero. Replanteandose volver al camino, dejarse de locuras, de arriesgarlo todo por una persona, la persona. Buscó el teléfono, no había rastro del iPhone por ninguna parte.

- ¡Joder! - Se llevó una mano a la frente para secarse el sudor. Volvió a sentarse en el sofá,  con el cuerpo inclinado hacia adelante, maldiciendo todo, a todos. Entonces notó algo debajo de ella: el móvil. Se había sentado encima.

Se puso a ver fotos. Luego pasó a los vídeos, la risa se mezclaba con las lágrimas. Al final decidió entrar a Instagram. Dejó la copa en la mesa, con cuidado, al lado de la botella casi vacía.

Deslizando descubrió que Irene se había ido de cena con compañeras y amigas de partido. Sintió una punzada en el corazón. Carraspeó, como si algo pudiera hacerle olvidar lo que había visto. Quería olvidarlo, todo. No saber nada. Vio otra publicación, esta vez de Begoña. El corazón le dio un vuelco, dolía, mucho. Las chicas del partido habían planeado una cena a la que, por supuesto, ella estaba invitada, pero decidió no ir. "Eres idiota, Inés" sonaba en bucle por su mente.

Begoña tenía a Irene atrapada entre sus brazos en una foto. En otra fingía darle un beso en la boca. Ione y Begoña rodeando a Irene...

Las ganas de llorar volvían. Odiaba a todo el mundo en esos momentos. Quería golpear algo. Cerró el puño y golpeó la mesa, provocando que la copa cayera al suelo. Genial, aumentando el desastre. "Inés, ya." "Olvidalo."

Levantó la cabeza y cerró los ojos. Suspiró todos sus males antes de volver a Instagram. Esta vez a las historias. Ese día como había estado de bajón no había subido ninguna. Pero Irene y el resto, sí.

Empezó por las de Begoña, no quería ir a por Irene directamente por lo que dio un rodeo.

Algunas fotos de la cena con Melisa, Marta y compañía. Hasta la quinta que empezaron a mezclarse ciudadanas con podemitas. Melisa con Ione, un video de Irene.. le dio voz para escuchar. Bailaba muy mal, las cosas como son. Se le escapó una risa. Estaba haciendo un poco el ridículo al ritmo del yo quiero bailar. La última historia de Begoña era de Irene, parecía incómoda, Villacís la tenía sujeta por el hombro pero ella se estaba separando.

Buscó el perfil de Irene, porque no sigue a podemitas. Solo había una historia. Una foto acompañada de un texto y una canción que empezó a sonar cuando pulsó sobre la foto de perfil de Irene.

"Yo nunca he sido un santo. No vendo lecciones de contrabando. De todos mis huesos tú estás al mando. Me enredo contigo en este huracán."

Se paró a observar detenidamente la imagen. Era ella, estaba preciosa. Miraba hacia otro lado con una sonrisa amarga en los labios. Y un zumo de naranja en la mano derecha. Volvió a reír entre lágrimas. Ya más sosegada. Fue entonces cuando pasó a leer la frase que acompañaba a lo demás.

Por la Moncloa - IRENESTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang