19.- Pase lo que pase

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Miraba por la ventana con una infusión, en vaso y sin azúcar, en las manos. El calor era agradable. Le dio un trago antes de volver a sentarse y enterrarse bajo la montaña de documentos del partido.

Intentaba poner toda su atención en su trabajo. Es lo que había estado haciendo toda la semana. Evitar a Irene, a sus intentos de tonteo, a sus invitaciones, a sus caricias, a sus te quiero...

Se cruzó de brazos, con la cabeza apoyada sobre la mesa. Se odiaba a sí misma por lo que estaba haciendo. Abrió los ojos, a su derecha seguía la petición del partido socialista. Se incorporó en la silla y cogió el papel.

Esa frase no salía de su cabeza desde aquella reunión. Elegir entre Irene o la Moncloa. Era absurdo, surrealista. Muy en la tónica de los últimos acontecimientos. Debía encontrar una solución. No iba a dejar que unos rojos, "socialistas" la coaccionasen. Asumiría la presidencia y seguiría con Irene. Esa era su conclusión. Su decisión, firme.

Solo le faltaba encontrar la forma. Por el momento la tensión seguía latente entre ellas. Necesitaba hablar con alguien pero pocas personas quedaban de confianza. Suspiró derrotada.

Sin previo aviso Lorena entró a su despacho. Se quedó mirándola. Desde que había empezado a salir con Carrizosa se la veía más radiante. Estaba asquerosamente feliz. Inés sintió cierta envidia. Entre compañeros de partido todo era más fácil. No como para ellas dos.

- ¿Es que no te han enseñado a llamar? - Bufó Inés.

- Vaya humos nos gastamos hoy. - Lorena intentó relajar la tensión del ambiente. - Se puede saber ¿qué te pasa?

La miró de reojo, "da asco de lo feliz que está" pensó. Sacudió la cabeza para rechazar esos pensamientos. Lorena era una buena amiga no se merecía que pagara con ella su frustración.

- Solo es un mal día. - Suspiró. - Se me pasará.

- Llevas en ese mal día toda la semana, Inés. - Lorena puso su mano sobre la de Arrimadas.

- Estoy bien, de verdad. - Insistió.

- Aprende a mentir o te va a ir muy mal en la vida.

Inés la miró confusa, con el ceño fruncido.

- Por cierto. ¿Ese blazer es nuevo? - Dijo retirando la mano de la de Inés.

- Sí. - Inés echó la silla hacía atrás. - Es que cuando me entra el bajón compro.

- Te pillé. - Rio Lorena. - Con que de bajón. Vaya. - La miró de arriba abajo. - Es por Irene. ¿A que sí?

- Sin comentarios. - Ni confirmó ni desmintió. Era bastante obvio en ese punto.

Trabajaron en silencio toda la hora. Inés centrada al máximo en sus papeles. De vez en cuando suspiraba al ver la sonrisa tonta de Roldán whatsappeando con Carlos, fijo. Se sentía imbécil. Ella también podría estar haciendo lo mismo. ¿Y por qué no?

Abrió el chat de Irene. Necesitaba hablar con ella. Reír. Que le vacilara. Que la hiciese feliz. De nuevo.

¿Estás libre esta tarde?

Dudó unos segundos sobre cómo continuar. Lorena la miró sonriendo orgullosa, sabía que estaba dando el paso, necesario, que había encontrado el valor y la solución a su problema. O no. Quizás solo necesitaba verla y que todo fuera como antes. Intentarlo.

Nos tomamos algo. Y hablamos....

Necesito verte.

***

Por la Moncloa - IRENESWhere stories live. Discover now