XV| Maldito pasado

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Su voz sonó con cansancio y cierta frustración tratando de ser opacada o disimulada, lo cual me dio un claro indicio que debía darme media vuelta y volver a mi auto para largarme de lo que sería algo denigrante para mi orgullo… e igual no lo hice.

-Hola-pase mi mano por mi cabello, tirándolo a mi espalda para que dejara de molestar mi vista, sus ojos me miraban expectantes, indispuesto a ser el primero en hablar-Yo-cerré mis ojos y me repetí unas cuantas maldiciones e insultos. Busque entre los escombros de lo que era mi mente y logre sacar algo de valentía que aun poseía- quería preguntarle por qué me ha evitado todo el maldito día… Quería hablar con usted, solo sacarme dudas de la cabeza y ni si quiera me ha volteado a ver, y cuando lo hizo se volteo sin remordimiento-bufé al finalizar mis quejidos. Un suspiro cayó pesado en el silencio que nos acompaño después de mi bufido y su cuerpo se aparto del camino, indicándome que entrara-

-Hace frio ¿no crees? Y tú solo con una camiseta… Entra-parecía tan calmado y paciente, me llenaba de paz solo escucharlo hablar. Notaba su actitud pasiva y relajada cuando alguien más se enojaba a su alrededor. Sin decir palabra me adentre en su casa y lo primero que mis ojos notaron fue el orden que adornaba cada esquina de la casa. Una hermosa bola de pelos se acerco a mí, sacudiendo su cola mientras su cabello bailaba según sus movimientos. El extraño color me llamaba la atención, gris con manchas oscuras en su lomo y café llenando el resto de su cuerpo… Un hermoso pastor australiano- Jazz, sentado-ordeno, extraño nombre para un perro-

-Es hermoso-me adelante al perro, olvidando por completo mi enojo, frustración y el resto de sentimientos que me invadían-

-Gracias… -dijo seco, caminando al sofá. Se sentó con elegancia, viéndome como un crítico analiza una obra de arte- Perdón, Mónica… Últimamente mi vida no anda del todo bien y ando bajo presión, es realmente complicado y poco relevante para ti pero quiero que sepas que mi intención nunca fue ignorarte-me vi obligada a levantar la mirada mientras hablaba, sin dejar de acariciar los lacios cabellos del perro que parecía cómodo de recibir mis caricias. Deje que hubiera una pequeña pausa después de que hablo y me puse de pie para acercarme, con vergüenza de dar un paso que demostrara excesiva confianza en presencia de él pero con la idea de dar a entender que me sentía cómoda y segura, como siempre solía ser-

-Solo quería hablar pero cada vez que intentaba acercarme aceleraba el paso, tomaba otro camino… lo veía de lejos e iba tan concentrado en sus pensamientos, pero en el estacionamiento me indigne y no sé de donde me salió la idea de venir aquí pero me enoje, fue un impulso –me senté al otro extremo del sofá color negro frente a una TV pantalla plana donde nos reflejábamos en el negro de su pantalla apagada. El resto de la sala carecía de color excepto por unas cuantas obras de arte y adornos que llenaban de vida un lugar tan monótono. Era atractivo y extraño-

-Debe aprender a controlarse-alzo una ceja y la comisura derecha de su labio se elevo dándome una sonrisa burlona, ocupando mis palabras en mi contra. Solo bufe y desvié la mirada, tratando de disimular la vergüenza- No te preocupes, me parece bien… Me veo obligado a hablar contigo si estás aquí y creo que realmente quiero hacerlo. Sin contar que me siento más libre aquí que en la escuela, donde nunca sabes quién está escuchando-bajo su mano por el borde del sofá y al subirla, en su mano estaba un animal blanco y negro, alce las cejas extrañada por el hurón que movía su nariz olisqueando todo- Supongo que querías hablar de mi comportamiento el día de ayer cuando te llame-dijo con seriedad, seguro de sus palabras-

-Si-dije en un susurro, viendo al animal pasarme por los hombros a Zayn y luego bajar con destreza por su brazo. Camino por el sofá y elevo su nariz pala olerme con curiosidad, para luego acercarse- Es que fue… solo me colgó-trate de concentrar mi atención en el hombre que tenía al frente, pero era imposible con un pequeño animal olisqueándome. Estire mi mano lentamente y acaricie su lomo, a lo que reacciono con miedo, corriendo a ocultarse en las piernas de su dueño-Es idiota que este aquí por eso-sacudí mis manos al fin poniendo plena atención en la conversación- soy una entrometida, supongo que solo me indigno la forma en la que me ignoro, pero acepto sus disculpas, lo entiendo… Me voy-la vergüenza me inundo y la valentía me abandono por completo, ocultándose donde más costaba encontrarla. Me puse de pie y me dispuse a salir de la casa, con las mejillas ardiendo y mis manos temblorosas-

Sr. Malik Where stories live. Discover now