XXXV||| ¡Pelea!

401 12 2
                                    

Sebastián rio como si mis palabras fueran una buena broma y Zayn se mantenía en silencio, si es que seguía ahí. El cinismo en la voz de Sebastián hizo que un escalofrío recorriera mi espalda.

-¿Amigo? ¿Después de lo que me hiciste?-negó lentamente, soltando un suspiro para calmar la risa- Lo intente, créeme que lo hice. Luego intente volver a ganar tu corazón, vaya idiota-murmuro para sí mismo. Mis ojos pasearon con inseguridad por el lugar, abrazándome a mí misma, haciendo un escudo mental- Pero finalmente, después de dos largos años de intentar ser tu amigo o enamorarte, después de lo que le hiciste a mi hermano, me di cuenta que solo eres una puta buena para nada, que juega con los hombres y te crees una santa… Hice todo lo posible por controlarme y vengarme en silencio. Así se disfrutan más las cosas ¿no crees?-Miro el celular, como si esperara algo más de Zayn- oh, vaya, tu novio colgó-jugó con mi celular entre sus manos y luego lo dejo en el sofá nuevamente. Yo lo seguía viendo, olvidando a Zayn por un momento y concentrada en quien yo creía que era mi mejor amigo y único confidente- Es solo un juego de niños, nunca vino a ser en serio, pero era divertido verte llorar y creerte las cosas que te decía, hacerte sentir mal creyendo que decepcionabas a tu amigo o que hacías todo mal… Me di la libertad de divertirme un rato como un niño y ahora buscaba venir a pedirte “perdón” y tal vez ganarme una mañana interesante, no creí que serías tan necia-elevo la comisura de su labio, creando una sonrisa burlona y traviesa. Percibí esa cesación de asco en mi boca, como si hubiera comido algo que no me gustara-
-¿Hermano?-dije suave, después de unos minutos de lo que él había dicho. Las palabras entraron y quedaron en procesamiento en mi mente, no lograba comprender cuál era el problema-¿yo que te hice, que le hice a tu hermano? Vamos, tú eres hijo único-lo acuse, frunciendo el ceño. No podía haberme engañado tanto-
-Si, hermano, o medio hermano, como quieras llamarlo, princesa-se encogió de hombros, dando un paso hacia mí- Él vive con su madre, pero somos verdaderos hermanos, pasamos mucho tiempo juntos. Se llama William, claro que no lo recuerdas porque a ti no te importo él-bufo. Sus ojos veían a la nada con odio, no entendía que sucedía- Una vez que habías terminado con Matt, una de las miles-murmuro entre dientes como si el recuerdo lo estresara- Te dije que saliéramos a tomar algo, te lleve a un bar y pensaba serte franco ese día, decirte que no quería ser más tu amigo y que eso solo me estaba matando… Aun era un idiota y tenía sentimientos por ti. Mi hermano estaba en ese bar por casualidad y en una que te me perdiste entre la gente, empezaste a hablar con mi hermano-se sentó en el sofá, ahora con su mirada sobre mí. Me analizaba profundamente como si esperara a que yo recordara- Pasaron toda la noche juntos. Cuando los encontré, él me pidió que los dejara e hice caso, me fui a casa. Una semana después, te habías acostado unas dos veces con él y de algún modo te estabas ganando su corazón, para que cuando te llamara para invitarte a una verdadera cita, le dijeras que habías vuelto con Matthew… Tuviste el cinismo y descaro de decirle gracias por su compañía, lo ignoraste desde ese entonces y hasta el día de hoy, nunca le dirigiste la palabra de nuevo-escupió en mi cara con el mero sentido de hacerme sentir mal, triste y culpable. Yo permanecía parada y aun así me sentía más pequeña que él-
-Yo… Nunca quise hacer tal cosa-me di asco en ese momento, viendo a todos lados menos a Sebas. Me sentía sucia, malvada, una puta sin más ni menos… ¿En verdad llegue a ese punto? El alcohol, vicio, necesidad y soledad e llevaban a ser alguien que nunca planee ser. Estaba ciega de obsesión y necesidad de Matthew, que no me dejaba ver que habían más hombres, mejores, que podían llegar a amarme, o si quiera quererme. De todos modos, Matt ni me quería, él deseaba lo peor para mí y supondré que así sigue siendo-
-Mjm, di lo que quieras, Mónica, pero sabes que me compadezco de Zayn… No sabe el tipo de persona que tiene a su lado-siguió con el mismo tono- yo a él lo aborrezco, lo conocí el año pasado y además de reprobarme, era un hijo de puta con nosotros, pero a las mujeres las trataba de princesas para arriba… Y aun así, le tengo lastima-repitió. Yo no dije más, di unos pasos de duda y luego suspire, liberando mi tensión. Estaba por hablar, pero él fue más rapido-No me iré, sé que eso me dirás… Aun queda gritarte en la cara toda la mierda que me hiciste a mí.
-Ya Sebastián, tienes lo que quieres… ¿está bien? No necesito más de tus palabras hirientes-exigí que se callara, a punto de romper en llanto-
-Las recibirás, porque me las guarde por tanto tiempo-se puso de pie, dando rápidos pasos hacia mí- Me rechazaste dos veces, dos veces sin descaro, sin una pizca de amor. Siempre que lo cuentas lo haces sonar como algo divertido, algo que solo paso y está olvidado… Dices que lo hiciste con cariño, incluso yo he dicho eso para no dejarte en mal, no soy tan malo como parezco-se señalo a sí mismo- pero-acentuó, subiendo el tono de su voz- son mentiras. Me lo dijiste de una manera tan seca y desinteresada. Dolió muchísimo, tomando en cuenta cuan loco estaba yo por ti. Luego jugaste conmigo, te aprovechaste de mis sentimientos por ti para darle celos a tu estúpido ex-dio un leve empujón a mi hombro, haciendo que me tambaleara hacia atrás- Era tu juguete y este idiota se dejaba manipular-se señalo a sí mismo nuevamente, con dolor en sus ojos. Su corazón estaba roto, sin querer yo había jugado con él y ahora no había vuelta atrás… No puedes rehacer lo destruido- Y sobre todas las cosas, siempre que quería dar un paso, tú me hacías retroceder dos-algo se encendió en sus ojos, con fuego ardiente de furia, odio, rencor… Pero había algo más, un dolor diferente-
-Sebas, nunca quise…-su voz volvió a sonar con la misa fuerza-
-No sé como logras atrapar a todos en tu red. Louis era mi socio en esto y termino enamorándose-hizo una leve pausa, que se convirtieron en eternos segundos- Me encantaría ver que con frialdad y desamor, escribas cada nombre de cada hombre que solo has utilizado… Seguro no te alcanzan estas cuatro paredes-abrió los brazos, señalando la sala de estar. Sus labios, resecos y cansados, se abrieron una vez más, pero la puerta principal abriéndose lo detuvo- ¡¿Qué demonios haces aquí?!-grito, soltando cada aliento que retenía en sus pulmones. La voz de papá se hizo presente arriba, al fin dándose cuenta de que sucedía-
-¿Qué sucede abajo?-grito, sin si quiera salir de su cuarto-

Sr. Malik Where stories live. Discover now