XX||| El inicio de algo bueno

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Mis manos subieron a sus brazos, sosteniéndolos con la idea de apartarlo, alejarlo de mí y cerrarle la puerta en la nariz. Por mucho que lo pensé en microsegundos, por tanto que deseaba quitarlo de encima, simplemente apartarlo y dejarle en claro que se alejara… No podía.
Sus labios eran suaves, estaban húmedos y sabían a dulce de menta, sus manos atrapaban mi rostro y sus dedos descansaban en mi nuca. Su pulgar derecho me dio una caricia mientras sentía una sonrisa formarse en sus labios al notar que seguí el beso. Su sonrisa me hizo reaccionar de lo que estaba haciendo y sin idea de donde, saque la fuerza de voluntad para poner mis manos en su pecho y empujarlo. Mi fuerza no causa nada en él pero él igualmente separo nuestros labios para abrir los ojos y verme.

-No quiero el perdón de nadie más que él tuyo… Soy un idiota a los pies de todos, pero nunca me había humillado tanto por el perdón de alguien, nunca había dejado tan de lado mis convicciones por un par de lindos ojos azules… Nunca-la última palabra sonó junto a un suspiro y sus mano izquierda soltó mi rostro, llevándola a mi cintura para sujetarme junto a él, sin darme la oportunidad de apartarlo, sin darme la oportunidad de apartar mi mirada de la droga que sus ojos poseían o la calidez que sus manos me brindaban- Soy joven, sigo siendo un idiota con testosterona… Pero cuando decidí dejar mi carrera de artista para convertirme en profesor centre mi mente en que debía ser un hombre, un profesional. Debía pensar que son mis alumnas, prepararme para encontrarme con una chica guapa, porque hay donde sea y de todas las edades… Pero nunca pensé en encontrarte a ti, nunca pensé ni me prepare para ver a alguien como tú. Te deseo Mónica.

No tuve el tiempo ni la velocidad para reaccionar a lo que me decía, ni pensar en consecuencias ni poner peros… Pareció que le di acelerar a la situación y stop a mi cerebro.
Sus labios volvieron a los míos pero esta vez sin darme aliento, sin permitir que mi mente pensara correctamente. La agilidad y destreza con la que movía su boca contra la mía era adictiva y placentera, sus manos fueron ambas a mi cintura y me atrajo a su cuerpo de una manera protectora, como si solo deseara abrazarme. Dio un paso hacia la puerta aun entre abierta donde Roko asomaba la nariz curioso y esta se abrió por completo para darnos paso a la casa sin soltar nuestros labios. Su pie cerró la puerta y al estar en la intimidad de cuatro paredes no dudo en darle oxigeno a la llama, asiéndola brillar y crecer más.
Su lengua se introdujo en mi boca sin permiso y busco la mía. Mis manos rodearon su cuello y las suyas empujaron mi cuerpo más hacia él. Mis manos tomaron la camisa roja que usaba y la jale sobre su cabeza, despojándolo de ella.

-¿tu padre?-su voz me tomo por sorpresa quitándome la prenda de mis manos antes que la dejara caer, sin separar demasiado nuestros labios-
-No volverá pronto-asegure y sus dientes tomaron posesión de mi labio inferior. Lo jalo con lentitud disfrutando de ello y no podía negar que yo lo disfrutaba por igual-
-Esto está tan mal-gruño separándose de mí para sacar con cuidado mi camisa. Sus ojos vagaron por mi cuerpo que ahora era cubierto por un pantalón de algodón y un bra deportivo color blanco-
-Lo malo es divertido-pensé en mi padre que alguna vez me dijo eso en sus charlas existenciales para darme una lección… Pero omitía lo más importante “Pero siempre tiene consecuencias”  ¿Dónde estaba mi cerebro cuando lo necesitaba? Claramente en estos momentos pensaba con la piel, con el deseo, con mi corazón, con todo menos con el cerebro-

Él rio por mi comentario y volvió a besarme. Cada beso y cada movimiento aumentaban el tono de la situación, haciéndome pensar menos y menos con claridad… Solo lo deseaba, JODER, claro que lo deseaba.
Lo tome por el cuello acercándolo a mí y al soltarlo por aire ambos nos mirábamos con pupilas dilatadas, nuestros pechos subían y bajaban en falta de aire que ahora era denso y caliente. No parecía una buena opción seguir esto, no parecía correcto en todos los sentidos que vieras pero igual lo guíe a mi habitación en el segundo piso… Dándole la puerta a lo que sería un gran error que tenía la palabra impulso tatuado en la frente.
Media vez el seguro de esa puerta blanca fue puesto… Nada a nuestro alrededor parecía real, nada parecía tan importante como el deseo que mi vientre sentía y mi corazón acelerado gritaba. Su entrepierna revelaba que yo no era la única en esa situación y de alguna manera debíamos solucionarlo.

Sr. Malik Where stories live. Discover now