CHABELA VARGAS

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El silencio se abré paso
en esta mañana tibia.

El silencio me mira,
se resbala entre mis dedos,
se coloca detrás de cada recuerdo
y desordena tu pelo,
y abré tu boca.

Tu aliento calienta mis brazos,
prende brasas en mis sueños,
el silencio se hunde entre mi pecho
y dibuja tu rostro.

Ahora no quiero abrir los ojos,
ahora no quiero saber que ya no estás.

Pero me despertó la mentira
y tu cuerpo se lleno de humo,
a perdido la risa,
se ha vaciado en un vaso de melancolía,
te has ido una vez más sin decir adiós.

Tengo una verdad desmayada
en medio de una realidad infinita,
en un llanto gris,
en una herida de muerte.

Sé que no vendrás,
¡cómo caminaré otra vez en la esperanza!
¡a esta hora ya estarás
muy lejos de mi vida!

No me bastará irme tan lejos,
no me bastará mojarme de lágrimas al pie de un árbol,
encerrarme en una noche eterna,
torturar el alma pensando
en por qué te amé.

Pero cómo le explico a mi Maria
que se me perdió el ángel que me mandarón los cielos,
cómo le explico que se marchito
que perdió el sentido la vida.

¡Qué tenías razón...!
el amor se apaga.

Y ahora vivo debajo de todos los puentes,
soy el fantasma que ronda ciudades perdidas,
soy el dueño de la hojarasca que barre el viento.

Soy el cuidador de los rastros de una venganza inútil,
soy el veneno de los rayos del sol,
y el veneno de la luz de la luna.

Porque no te tengo
levanto mi copa...

¡ME EQUIVOQUÉ!

Debajo de esta sombra
beberé para siempre mi tristeza,
en este pueblo hundido en el agua dejaré tu nombre.

Desde este pueblo perdido
en la nada,
perdonaré tus días,
y yo te diré para siempre
paloma negra
adiós.

A la mierda el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora