EL LLANTO DE LA CIGARRA

105 27 34
                                    

Por eso encorve definitivamente la espalda,
por eso adelgace hasta la muerte la esperanza,
por eso llora quedito la cigarra.

La vida transita atorandose
en el alma,
mis ojos secos y a veces también
cuando lloran,
el diluvio y la tormenta
en el océano de mis ojos sin ti.

Otras con mi rostro pálido
atascado en el invierno,
mis pies de plomo
caminan en el fango, entre las raíces
de árboles negros,
mis pies de plomo sienten
frío.

Tengo
todos mis caminos destrozados,
¡estoy aquí!
soy el hombre que vive debajo del puente,
recordando aquella mujer
que se fue.

¡Me ganó la vida!
en los caminos llenos de gente,
tocando en la orquilla de la cosas viejas,
tocando una melodía triste
y eterna,
tocando para llamar al dolor de la soledad.

Pero llegue tarde
y ahora toco en pueblos solitarias
y grito en lugares vacíos,
soy un vendedor de ilusiones en tierras de hambre
de silencios y olvido.

Pero tengo mis manos
el dolor de la ausencia
jalando para no dejar ir el recuerdo,
tengo inclinada la mirada
tengo una niña en mis ojos
marchita y desgreñada.

Mi corazón late tremulo,
indiferente, distante,
mi mañana no tiene ángeles,
mi causa está perdida.

Soy el hombre
que le pide amor,
que le busca los brazos,
que la luna se le convirtió en espejismo.

¡Aquí estoy maldita vida!
¡suelta el último golpe!
ese que dicen,
si no te hace fuerte...
te mata.

A la mierda el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora