LADY ANTEBELLUM

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Nunca te olvidaré,
nunca olvido un rostro,
nunca arranco una página,
colecciono notas y facturas,
guardo un registro de adversarios,
de lágrimas y de heridas,
tengo organizadas mis venganzas
por tamaños y colores.

Nunca te olvidaré
mujer porcelana,
bolero mórbido,
estatua de hielo,
charol y plumas,
danzón y tango,
gloria y cantina, princesa.

Aunque a veces
mi alma se limpia
de lobos
y de ríos,
a ti como te olvido,
aunque a veces mi alma se desinfecta,
con lágrimas y con arena,
a ti cómo te olvido,
me desintoxico en clínicas
de almas muertas,
exfolio mi piel andando veredas
y amores pasados
pero a ti, a ti,
a ti cómo te olvido,
cómo te perdono,
si fuiste
obispo, cordero,
reina y maestro,
me enseñaste el infinito,
el dolor y la libertad,
todo al mismo tiempo
y todo con el pretexto
del amor.

Gracias,
tu ausencia abrió mis alas,
tu oscuridad me mostró
la luz que hay en mí.

El peso muerto que te llevaste
me ha dejado libre
de caminos oxidados,
del atlas de las nubes,
y de la dulce monotonía
de los carros en la autopista.

Me has quitado el miedo a perderte.

Ahora que ya no estás
ahora que eres lección
ahora que ya eres recuerdo...
me voy.

Ya no quiero seguir luchando
por hacerte feliz.

Lo intente tantas veces.

No quería rendirme.

Me equivoqué.

Pero vivirlo fue mejor
que el riesgo de haberte perdido.

Esta es mi herida
abierta,
en mi cuaderno de poemas,
las palabras sangran.

Odiarte
es mi manera de reiniciar el sistema,
volver a empezar.

Borrarte.

Pero toda herida sana,
ya no me dolerás más
y nunca te olvidaré
será la manera más sencilla y amable
de decirte adiós.

Y dejarás de ser...
doce elefantes pisando mi corazón
y todas las gotas de la lluvia
cayendo en esta maldita
ciudad
donde no estás.

A la mierda el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora