AUTORETRATO DE UN SUICIDIO

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Soy la tristeza
a punto de morir
ahorcada,
en la barrancas de mi habitación,
en las alas rotas de mi espalda.

Soy la tristeza
en pastillas, en navajas
en el estruendo de un disparo,
en avisos, en cartas,
en cortadas.

Soy la vida en caída libre,
saltando por la ventana,
girando en las torretas de las ambulancias,
timbrando en los teléfonos.

Soy una carta de despedida,
soy un montón de señales,
una almohada de plumas
explotando,
un camino de migajas,
pistas para salvarme,
para encontrarme.

Soy una pieza en mil pedazos,
un rompecabezas,
un barco a la deriva,
un error, una pez,
un hilo, un cacaro.

Soy la soledad exprimida y derramada en estanquillos,
en quinques, en faros.

Mis sueños viven
en la panza
de la ballena azul,
en el último brindis,
en un mezcal y en el fondo
de un vaso vacío.

Soy ese grito que nadie
escuchará,
soy la mano
que nadie levantará,
soy una moneda en la fuente,
un niño asustado.

Soy el sapo,
mis ojos estan ciegos,
jorobado en el campanario,
malagradecido,
necio, aferrado,
mentiroso.

Soy el hombre más flaco
del mundo,
colgado de las circunstancias,
atado a mis pies descalzos,
me mese el viento
en un pueblo bajo el agua,
donde silba el olvido,
donde moja el silencio.

Soy la perdida total,
el control de daños,
el déficit,
he roto hasta el viento
que pasa por mis manos.

Estoy en el error repetido
y en el olor a muerte,
estoy en la espalda de Dios.

Mis peces estan muertos,
mi alma ahora quieta,
parece dormida...
¡Gaby no volverá!

La vida no volverá,
este viento de invierno
ha matado mis peces.

Soy locura marchitada,
soy el hambre y el frío
abrazándose,
soy el lado oscuro de todo lo que tiene vida.

Soy
el último aliento,
inútil insistir.

Soy copia.
 

                        O

Soy nada.

A la mierda el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora