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Narra Nau:

Su bolso está tirado en el suelo. Levanto la mirada del suelo y ahí está, sentada y mirando al suelo.

-¿Estás loca?

-Lo siento.

-Podría haberte pasado algo, ¡inconsciente!

Sus ojos se llenan de lágrimas, miro hacia otro lado. No soporto ver a una mujer llorar pero tengo que mantener mi fachada de duro.

-¿Porque te has puesto así?

-Era una antigua amiga mía, conoce a mis padres y puede meterme en un buen lío se me reconoce y se lo dice a mis padres.

-Tranquila, por lo que he visto no te ha reconocido.

-Está bien-murmura.

Me siento a su lado, cuando la miro de frente puedo observar que tiene rasguños en los codos y en las rodillas.

-Tienes que curarte eso.

-Lo sé.

Vuelvo la vista hacía delante. No puedo resistir la tentación. Acabo yendo a una farmacia y compro varias cosas para curarla. Vuelvo con ella que mantiene su mirada fija en el suelo. Me pregunto en qué estará pensando. Hecho el agua oxigenada en un algodón y se lo pasó por las heridas.

-¡Ay! Que escuece.

-Oh vamos, no seas tan quejica, ni que fueras una niña pequeña, no escuece tanto.

-¿Cuantos motes me has puesto ya?-dice sería.

-Uum, veamos-rio-riquilla, quejica y niña pequeña de momento-rio más.

-Odio que me pongan motes.

-Pues dime tu nombre y te llamaré por el, si quiero claro-rio.

Me mira sería, no le ha hecho gracia mi broma, se ha enfadado pero me gusta cómo se ve enfadada.

-Pues ahora por listo no te lo digo.

-Oh, que dolor, no me va a decir cómo se llama esta preciosidad

No puede evitar reírse, hacía mucho que no hacía el payaso para hacer reír a alguien.

-Hacía mucho que no me reía así de agusto.

-Yo tampoco la verdad.

Miro sus ojos azules. Me parecen tan bonitos... De repente alguien la coge por detrás haciendo que se levante rápidamente.

Narra Negin:

Mi padre me mira decepcionado, miro detrás suya está mi madre y al lado suya Irene que me mira sonriendo satisfecha. Sé que nunca me ha tragado y que el tiempo que fuimos amigas fue porque nuestros padres lo decidieron así no porque quisiéramos.

-¡Negin! ¡Cada día me decepcionas más.

-¿Porque?¿Porque no acato tus órdenes como lo hacía mi hermana?

-¡No hables de ella!

Sé que le molesta y le duele hablar de ella. Mis padres tuvieron una hija antes que yo y también decidieron hacer lo que están haciendo conmigo, cuando se enteraron realmente de cómo era ese chico ya era demasiado tarde para mí hermana, un año atrás se había vuelto adicta a las drogas por culpa de los maltratos físicos y psicológicos del imbécil de su novio. Murió de una sobredosis después de una paliza de ese imbécil.

-Vámonos.

-Quiero quedarme.

-¡He dicho que nos vamos y no hay más que hablar!

Suspiro resignada. Apartó la mano de mi padre de la mía y subo al coche. El me mira por unos segundos antes de que mi padre arranque y yo desvió la mirada.

-Hija, ¿que te hemos hecho para que nos humilles así?

-¿Tratar a una persona por igual independientemente del dinero es humillarlos? Pues vaya.

-No le hables así a tu madre.

-No queremos que te juntes con esa gentuza.

No digo nada más. Apoyo mi cabeza en el cristal. Mientras estoy mirando por la ventana le veo. Me mira y me sonríe de lado y yo sin querer le sonrió también. Alza su mano y hace un gesto despidiéndose. Vuelvo mi mirada hacia mis padres. Están charlando aunque no sé de qué, no les estoy prestando mucha atención. Paran en la gasolinera y aprovecho para salir y estirar las piernas. Escucho a alguien susurrar mi nombre varias veces hasta que doy con el. Esta montado en su moto fumando con un atuendo que he de admitir que le queda genial.

-Hola riquilla, nos vemos de nuevo- sonríe de lado para después soltar una risita que me resulta adorable.

Mi dulce tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora