15:

104 9 0
                                    

Narra Negin:

Me quedo sentada en la roca. Expulsó el aire que tenía retenido desde hace unos minutos y grito, grito de la impotencia que llevo encima agarrándome del pelo.

-¿Y yo ahora qué hago? Me quiero ir pero quiero averiguar quienes son esas dos personas de mi sótano-murmuro.

Entro en mi coche. Tomo bocanadas de aire que expulsó. Pongo mi mano en mi frente, caliente, tengo fiebre, genial, buen momento para ponerme enferma. Conduzco hasta casa. Cuando entro el coche en el garaje entro en casa. Mi madre se acerca a mi preocupada.

-Hija, ¿dónde estabas?, Pensábamos que te había pasado algo.

-Tranquilos, si os preocupaba que me escapase ya veis que no lo he hecho.

Subo arriba ignorando el enfado de mis padres. Me encierro en mi habitación y me tomo un medicamento para la fiebre. Me deslizó por la puerta hasta el suelo y miro mi armario ¿Sería buena escapar? No lo creo. Aunque sin embargo escapar de todo esto y no volver a ser encontrada jamás sería un gran alivio para mi.

-Pequeña.

-Nana-sonrio.

-Tienes las mejillas coloradas-me toca la frente-¡Dios mío!¡Estas ardiendo!

-Tranquila, ya me he tomado algo-sonrio.

Sonríe. Me ayuda a tumbarme en la cama y me quedo mirando al techo.

-¿Te pasa algo más pequeña?

-Nana, ¿Puedo preguntarte algo?

-Si, claro-sonrie.

Suspiro.

-¿Tu qué harías si descubres un gran secreto y quieres saber más de él pero una persona que se está haciendo importante para ti te pide que te marches con el?

-Yo haría lo que me dictase el corazón.

Lo que me dictase el corazón... Sería tan fácil irme, huir de todo esto pero sé que mi padre me encontraría y sería mucho peor, además, quiero averiguar quienes son la pareja que hay en mi habitación, creo que ya he tomado una decisión...

Narra Nau:

Hago mi maleta. Oigo que llaman a la puerta y suspiro.

-Adelante.

-¿Hermano?¿Que haces?

-Me marcho.

Se lleva las manos a la boca sorprendida y niega con la cabeza.

-No te puedes ir.

-Puedo y lo haré.

-Pero mamá...

-Ya soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera.

-¿Porque te vas?

-Tengo que proteger a una persona.

Ríe y me mira levantando una ceja.

-¿Que?

-¿Es una chica?

-Si.

-¿Te gusta?-rie.

Me pongo rojo. Sigo haciendo mi maleta en silencio, ni yo se lo que siento ahora.

-Te has puesto rojo-me mira.

-Callate.

-Te gusta, te gusta-canta y rie.

Niego con la cabeza y salgo.

-Adiós hermana.

-¿Vendrás a verme?

-Si.

Sonrió. Beso su frente y me marcho. Hace frío. Corro con el coche para llegar lo antes posible. Cuando llego salgo y me siento a esperar.

-Ya estoy aquí.

Se sienta a mi lado. Se frota los brazos y abrocha su abrigo.

-¿No traes nada?

-No.

-Está bien, vámonos.

Me levanto. Empieza a llover y gruño porque no me gusta nada la lluvia. La miro porque veo que no se levanta. Me siento a su lado y agarro su mano mientras una electricidad que quiero ignorar me recorre.

-¿Que pasa?

-No puedo irme.

Me llevo las manos a la cabeza alucinando.

-¿Es en serio?

-Si.

-Si te quedas te mataran.

-Escúchame, esa casa esconde muchísimos secretos, tengo que averiguar los.

-¡Pero te matarán!

Suspira. Me mira a los ojos, no la entiendo, hace nada si que quería irse.

-Por favor, no me lo pongas más difícil-murmura.

-Elige, te vas conmigo o me olvidas para siempre.

Me mira. Se toca la cabeza y suspira. No entiendo porque no quiere irse, la han maltratado tanto físicamente como psicológicamente ¡Joder! Esta dudando, no sé porque le cuesta tanto decidir.

Mi dulce tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora