Capitulo 1.- M

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Capítulo 1.-

Odiaba el insoportable ruido que producían sus compañeros de salón, definitivamente el jardín infantil apestaba. ¿Por qué no podían estar callados simplemente? Dejó escapar un bufido molesto mientras se arremangaba el delantal a cuadrille azul para luego volver a revolver con el pincel la tempera de color rojo, de reojos notó que uno de los niños lo miraba con insistencia cosa que le incomodó bastante. Cómo respuesta a su insistente mirada frunció el ceño, posteriormente volvió a centrar su atención en la hoja de papel blanco que yacía en la mesa. De pronto, la profesora anunció con algunos aplausos que el tiempo de entrega se terminaba, Manuel comenzaba a frustrarse por lo que simplemente comenzó a deslizar bruscamente su pincel por encima del papel.

Martín un niño de llamativo cabello rubio y ojos verdes se acercó al concentrado Manuel quién miraba su gran obra maestra con notorio orgullo, la cual por cierto había terminado justo a tiempo. Sin un ápice de duda en su mirada Martín derramó la tempera de color negro sobre el dibujo de su compañero, para luego fingir que había sido un accidente. El niño pensó que Manuel lloraría, sin embargo no lo hizo ya que su padre le había inculcado que solo los débiles lloraban. El niño simplemente se quedó mirando el desastre que el rubio había generado, frunció el ceño en señal de frustración para luego tomar la hoja de papel y arrugarla con furia entre sus pequeñas manos, no le importó que el exceso de tempera se escurriera del papel manchando su ropa y manos, simplemente se levantó de su asiento arrojándolo en el cesto de la basura.

- Era un mamarracho ese dibujo. - Comentó Martín en voz alta para luego liberar una estruendosa carcajada.

- ¡Ya déjalo en paz Martín! - Se acerca un niño de test trigueña, enmarañado cabello negro y unos brillantes ojos color ámbar, era el niño que con anterioridad lo observaba. - ¡Hola! Me llamo Miguel. - Comenta con un acento cantadito mientras le sonríe a Manuel. - Puedo ayudarte con tu dibujo.

- No necesito ayuda. - Ignorando a ambos vuelve a su lugar.

Martín se quedó rezongando entre dientes por la actitud de ese niño tan desagradable, sin embargo Miguel volvió a su puesto y tomando una hoja nueva hizo otro dibujo centrando toda su concentración en él. Alzó la mirada notando que la profesora pasaba por los puestos retirando el papel por lo que se levantó de su asiento y con pasos rápidos se encaminó hasta el puesto de Manuel dejándole la hoja sobre la mesa, antes de que pudiera reclamar o rechazar su gesto se regresó a su puesto.

Aquel día Manuel se percató de que Miguel era su vecino, al ser sus casas pareadas podía escuchar la voz del otro niño, durante toda la tarde se quedó pegado contra la pared escuchando como este hablaba y reía junto a Julio, su hermano pequeño. Le daba celos que él tuviese con quién jugar o lo preocupada que era su mamá, todas esas palabras afectuosas que lograba escuchar le provocaban dolor de estómago y deseaba tener una vida como la de él. Miguel siempre estaba rodeado de personas, tenía una familia bonita y preocupada, amigos por montón y en la población todos lo querían. De pronto una pregunta asaltó su mente por lo que corrió a la cocina en busca de su padre.

- Papá. - Musitó bajito. - ¿Por qué todos los niños no podemos ser feliz por igual? - Se atrevió a preguntar una vez llamó la atención del adulto.

- De seguro los niños que son más felices es por qué se lo merecen. - Respondió mientras seguía luchando por separar los fideos pegoteados que tenía dentro de un colador bajo el chorro de agua.

- Ha. - No supo que más decir al respecto, comprendió que su vecino era tan querido y feliz porque lo merecía.

- Ya que estai acá cabro chico pone la mesa y siéntate a comer. - Resignado cierra el agua y termina de colar los pegoteados fideos.

"Tú + Él = Yo"Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα