Epílogo

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He aquí la parte final, espero les guste este desenlace. Fue un poco difícil describir la enfermedad de Gilbert, no por falta de conocimiento, todo lo contrario, reviví y plasme en este capítulo las vivencias con mi padre antes de morir. Si desean que más adelante publique la historia que se desarrolló durante esos diez años entre Gilbert y Manuel me avisan. Un beso grande para todas!!! ♥️




Epílogo.


— ¿Hola? —Contesta el rubio desde su oficina mientras sus ojos verdes se mantenían fijos en la ventana.

— ¡Hola, causita! ¿Cómo has estado? — La alegre voz de Miguel retumbó desde el otro lado de la línea.

— ¡Migue, por la puta madre! Que ganas tenía de hablar con vos. Cómo me gustaría volver a verte, necesito a un amigo con el cual desahogarme—. Suspiró pesadamente mientras se masajeaba el puente de la nariz.

— ¿Muy difícil tú trabajo se oncólogo? —La voz del peruano se suavizó ante la desesperación de su amigo—. Aunque te tengo buenas novedades, acabo de llegar a Santiago, deja encontrar donde hospedarme y te llamo para que nos juntemos.

—No boludo, nada que ver, podés quedarte conmigo—. De pronto su tono de voz se elevó manifestando su euforismo—. Vení a buscarme al hospital a las ocho, que a esa hora acaba mi turno, de ahí nos vamos a comer algo y luego al depa. Hoy me traspasaron un caso súper difícil, recién salgo de una junta médica y en unos minutos debo salir y destruir las esperanzas de toda una familia.

—Debe ser complicado— masculló con voz suave—. Yo te levantaré el ánimo causa, mucha suerte con eso, tu puedes Tincho, siempre has sido tan fuerte.

—Gracias Migue, tus palabras siempre me re pueden. Buscando algo positivo en todo esto, podría decirse que lo hay, al paciente ni a su familia la conozco, por lo que no abra tiempo de encariñarse más de la cuenta—. Una risa amarga escapa de sus labios—. Bueno, hablamos en la tarde, un beso, cuídate.

—También tú, nos vemos.

Ambos cortaron al mismo tiempo, Miguel se sintió aliviado al descubrir que la amistad seguía intacta, temía que luego de cinco años de relación fallida el rubio pudiera conservar algún rencor. Mientras que Martín, se sentía felíz, se sentía demasiado solo y el peruano sería una excelente compañía, pese a que no funcionaron como pareja y ya no existía un sentimiento de esa índole de por medio no podía negar que era excelente amigo.

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Manuel, sentía los ojos irritados de tanto llorar, sus párpados inflamados dolían y se sentían sumamente pesados. Llevaba dos noches sin dormir y su aspecto físico no era el mejor, había olvidado la última vez que degustó una buena comida. De todos modos el comer no era algo relevante en ese momento, lo único importante era sonreír y que esa sonrisa pareciera auténtica. Después de todo, no era nada sencillo engañar a Gilbert.

Con cierta timidez tomó la huesuda mano del prusiano entre las suyas, acariciándolas con extrema delicadeza. Ambos estaban en completo silencio, Gilbert mantenía su mirada en Manuel, mientras que este se mantenía cabizbajo. Estaba tan desgastado emocionalmente que no se atrevía a alzar la mirada, no creía poder sonreír mientras le miraba a los ojos.

—Manuel— su voz salió ronca y débil, se sintió patético en ese preciso momento al no tener la suficiente energía para alzar su brazo y tomar al chileno del rostro obligándole a mirarle—. Hemos hablado esto tantas veces...

—No digas nada, tienes que puro descansar—. Alzó ligeramente el rostro y contuvo con la palma de su mano un sollozo.

—Manuel—. Volvió a insistir el albino, sin embargo no pudo continuar al sentir que el aire le faltaba.

"Tú + Él = Yo"Where stories live. Discover now