Capitulo 9.-

324 75 94
                                    


Hola!!!! Aquí les traigo un nuevo capitulo, espero lo disfruten. Se que prometí subirle ayer, pero entre tanto que hacer no pude. Espero lo disfruten, para los siguientes capítulos se viene lo mejor :)

Capítulo 9.-

Todo le resultaba tan irreal, creía estar dentro de un maravilloso sueño por lo que temía despertar, y, que nada de eso fuera real. Ahora sabía cómo se sentía ser feliz, había logrado experimentarlo en carne propia, por un instante sintió que tocaba el cielo con las manos. Simplemente, Miguel era su cielo, su todo. Luego de experimentar tan maravillosa sensación no aceptaba dejar de sentir algo tan hermoso. Su vida nunca fue fácil, desde que tenía uso de razón le ha tocado lidiar con los rechazos y maltratos de su padre. Cada vez que mira a los ojos del hombre puede apreciar en ellos tanto odio, del mismo modo cuando mira a los verdes y brillantes ojos de Martín. Sin embargo, cuando observa los ojos de Miguel todo es distinto. En ellos no hay odio, ni sentimientos negativos, cuando Miguel lo mira, en sus hermosos ojos ámbar solo hay amor.

Lentamente abrió los ojos, la luz del sol daba de lleno contra su adormilado rostro, perezosamente apartó algunos mechones de cabello que caían desordenadamente por su frente. Buscó a Miguel con la mirada, no lo encontró dentro de la habitación por lo que, agudizó su oído y pudo distinguir ruidos en la planta baja. Se removió entre las suaves mantas disfrutando de la comodidad de la cama ajena, la cama de Miguel era tan cómoda y blanda, tan distinta a la suya. No tenía ganas de levantarse, estaba tan relajado que sus músculos comenzaban a doler, volvió a cerrar sus ojos con la intención de dormir otro rato, pero de pronto, bruscos pasos en la escalera le hicieron sentarse en la cama con un fuerte nudo en el estómago, por un instante creyó estar en casa y que quién subía era su padre.

— ¡Feliz cumpleaños Manuel! —Gritó con alegría el peruano una vez que logró entrar en la habitación—. Te traje el desayuno flaco.

Manuel se quedó sin palabras, observó a Miguel embobado. Era la primera vez en sus cortos quince años que alguien tenía detalles con él, era demasiado lindo verlo ahí de pie, con una bandeja con el desayuno en sus manos y un pequeño pastel de merengue y frutilla. Aún sumergido en su asombro se sentó sobre la cama. Observaba al peruano a la cara, para luego, descender su mirada a la bandeja que este traía, fue en ese momento que una tímida sonrisa se instaló en su rostro.

—Puta, que eres lindo—, susurró con voz quebrada. Estaba emocionado por los detalles que este tenía.

—Hay que celebrar, un día como hoy, hace quince años atrás nació el amor de mi vida—. Dejó la bandeja sobre las piernas del chileno y encendió la única vela que se hallaba sobre el pastel—, pide tres deseos antes de apagar la vela pe.

Cerró sus ojos, pensó detenidamente cada uno de sus deseos antes de pronunciarlos en un Susurró inaudible —Deseo que mi papá cambie, que me acepte tal cual soy... Amm... También deseo ser feliz siempre, y por último, nunca separarme de Miguel—. Dicho esto sopló la vela, apagándola de inmediato. Miguel animado aplaudió para luego dejar un fugaz beso sobre los labios ajenos.

Desayunaron juntos en la cama, fue una velada tranquila, llena de risas, besos y pláticas sin sentido. Manuel era de comer muy poco, sin embargo, en esta ocasión se comió todo lo que el peruano le dio, además cocinaba tan sabroso que dejar algo era un tremendo desperdicio. Después de desayunar dejaron la bandeja en el piso y continuaron acostados, se miraron a los ojos, para luego fundirse en un necesitado abrazo. Manuel recargó su cabeza en el pecho de Miguel, y Miguel, jugueteaba con su sedoso cabello mientras una inmensa sonrisa adornaba su rostro.

El día transcurrió rápido, estaban tan a gusto que se les hizo corto. Durante la tarde vieron películas y comieron golosinas, Manuel puso de su parte aplicando toda la fuerza de voluntad que poseía para no fumar. Realmente no deseaba estropear la velada, quería recordar ese fin de semana como un momento mágico en su vida. Por la noche, Miguel organizó una tocata en el patio de su casa, encendió una pequeña fogata, llevó cervezas, unas mantas y su vieja guitarra. Ante tal iniciativa los ojos de Manuel brillaban como jamás antes lo habían hecho.

"Tú + Él = Yo"Where stories live. Discover now