Capitulo 4.-

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En esta ocasión no he tardado tanto, espero disfruten de este nuevo capitulo ya que va con mucho cariño.


Capítulo 4.-

Juan caminaba de un lado a otro dentro de la pequeña habitación de Manuel, bastaban unas pocas zancadas y la recorría completamente. Intentaba controlar su ira, no deseaba golpearlo, no esta vez, después del suceso anterior deseaba controlarse ya que por poco lo mata. Sin embargo, por más que buscaba esa calma interna no lograba encontrarla, simplemente ese cabro chico se empeñaba en agotar hasta el mínimo recurso de su escasa paciencia.

- ¡Responde Manuel por la cresta! ¿Eres maricón sí o no? - Los gritos del hombre podían escucharse en toda la cuadra.

- Papá... - Con el antebrazo cubrió sus ojos intentando de ese modo dejar de llorar. - Si... A mí me gustan los hombres... - Respondió apenas en un tímido murmullo.

- Escúchame bien weon, yo no quiero maricones en mi familia, así que vai a tener que aprender a la mala. - Dicha esas palabras decide guardar silencio resonando únicamente el sonido metálico producido por la hebilla de su pantalón.

Ese sonido para Manuel era tan familiar, sabía perfectamente lo que venía, por lo que resignado se cubrió el rostro con ambos brazos para evitar un golpe en esa zona. Un agudo chillido escapó de sus labios al sentir el impacto del cuero y la hebilla contra su muslo izquierdo, en esta ocasión su padre había utilizado más fuerza de la habitual y el ardor en su piel se tornaba insoportable, era la misma sensación de tortuoso ardor que provocaba una quemadura. Pasados unos minutos perdió la cuenta de los golpes que recibió con el cinturón y para ese entonces solo deseaba morir.

- Ahora levántate cabro culiao y desaparece de mi vista. - Abre la puerta de la habitación para que esté salga.

- Pero papá... - Con dificultad se levanta de la cama. - No me siento bien... - Su postura encorvada denotaba su mal estar.

Al observar la postura de su hijo, la manera en que abrazaba su abdomen con fuerza, sus mejillas enrojecidas por las lágrimas y su respiración agitada sintió pena, se había excedido una vez más, pero cuando empezaba no lograba detenerse hasta que lamentablemente lo había lastimado más de la cuenta. Si existía el más allá y las personas al morir podían observar todo desde ese plano en el que se encontraban. ¿Qué pensaría su esposa de él? En ese momento la culpa lo invadió y en completo silencio salió de la habitación, y, a los pocos segundos se oyó como azotaba la puerta de la entrada.

Manuel adolorido se dejó caer en la cama, cerró sus ojos con pesadez y lloró amargamente. No comprendía el motivo por el cual su padre era así, no se consideraba un chico exigente, lo único que le pedía a la vida era una familia, una pizca de cariño y contención, tampoco sentía que desear a otro hombre fuese un pecado. ¿Cómo amar podía ser algo malo? Simplemente no le encajaba en la cabeza. De pronto pensó en Miguel, en los confusos sentimientos que este provocaba en su interior, en las ganas enfermizas que le han entrado últimamente por comerle la boca de un beso.

Estaba confundido, sus sentimientos eran tan extraños, a veces los sentía tan intensos, profundos y verdaderos, más luego los mismos se tornaban tan oscuros, egoístas y tóxicos que no sabía que pensar al respecto. Sentir ese tipo de cosas por su mejor amigo no era nada agradable, luego se instalaba la duda. ¿Qué sentía realmente Miguel por él? Después de todo no olvidaba lo que Martín había mencionado en la fiesta. ¿Acaso Miguel jugaba con ambos? ¿Le resultaba excitante la idea de poder besarlos a los dos? Pensar en las posibles respuestas le causaba enojo, pena, frustración, sin embargo sabía que no podía reclamar absolutamente nada, después de todo él mismo estaba enamorado de Martín.

"Tú + Él = Yo"Where stories live. Discover now